La fundador de una empresa de dispositivos médicos ha sido acusado de liderar un plan para crear y vender un implante de plástico no funcional que pretendía tratar el dolor crónico, lo que ha derivado en millones de dólares en facturas fraudulentas a programas de seguros del Gobierno de Estados Unidos, incluidos los médicos del Estado.
Según informa la agencia de noticias Reuters, Laura Perryman, que fundó Stimwave LLC en 2010 y desempeñó el cargo como directora ejecutiva hasta 2019, fue arrestada el jueves en Delray Beach (Florida) donde reside. Perryman, de 54 años, está acusada por los fiscales federales en Manhattan de conspiración y fraude de atención sanitaria, y los cargos más graves conllevan una sentencia máxima de 20 años de prisión.
La compañía Stimwave, que se declaró en bancarrota el año pasado, también acordó pagar 10 millones de dólares para evitar el enjuiciamiento penal y resolver una demanda civil relacionada con un denunciante, según han dicho los fiscales este mismo jueves.
"Nuestra oficina continuará haciendo todo lo que esté a su alcance para llevar ante la justicia a cualquier responsable de perpetuar el fraude en la atención médica, que en este caso llevó a que los pacientes fueran utilizados como nada más que herramientas para el enriquecimiento financiero"
"Nuestra oficina continuará haciendo todo lo que esté a su alcance para llevar ante la justicia a cualquier responsable de perpetuar el fraude en la atención médica, que en este caso llevó a que los pacientes fueran utilizados como nada más que herramientas para el enriquecimiento financiero", ha comentado el fiscal federal, Damian Williams, en una declaración.
Jared Dwyer de Greenberg Traurig, el abogado de Perryman, ha dicho que las acusaciones son falsas y que Perryman esperaba abordarlas en la Corte. "Cada pieza de ese sistema tenía una función y era necesaria según las necesidades del paciente", ha apuntado.
Stimwave, con sede en Florida, se fundó para brindar alternativas a los medicamentos opioides para el dolor crónico. Para ese propósito, comercializó el sistema StimQ PNS, que administraba corrientes eléctricas a los nervios fuera de la médula espinal, según documentos judiciales.
Como resultado, dijeron las autoridades, los dispositivos no funcionales fueron implantados en pacientes y los programas de seguro médico del Gobierno fueron facturados de manera fraudulenta por millones de dólares
Atendiendo a detalles concretos, el dispositivo StimQ constaba de una serie de electrodos implantables, una batería externa y otro componente implantable, llamado receptor, que transmitía energía desde la batería hasta el cable. Poco después del lanzamiento de StimQ en 2017, los médicos comenzaron a informar que el receptor era demasiado largo para cumplir su función en algunos pacientes.
En respuesta, Perryman ordenó a la compañía que comenzara a vender una versión alternativa del receptor que pudiera cortarse a la medida. Esa versión estaba hecha completamente de plástico y no transmitía electricidad, han precisado los fiscales, aunque la compañía afirmó que era efectiva.
Como resultado, dijeron las autoridades, los dispositivos no funcionales fueron implantados en pacientes y los programas de seguro médico del Gobierno fueron facturados de manera fraudulenta por millones de dólares. No está claro, sin embargo, cuántos pacientes recibieron los dispositivos o cuánto se facturó de manera fraudulenta.