La compañía japonesa Takeda anunció hace unos días la campaña de reorganización de deuda de 900 millones de dólares (830 millones de euros) que ya está haciendo estragos: la farmacéutica se está planteando el despido de 495 empleados de su sede en Massachusetts, y 146 en el campus de Lexington, según recoge la Ley de Notificación de Ajuste y Reentrenamiento de Trabajadores (WARN, por sus siglas en inglés).
“La compañía está comprometida a apoyar a los empleados en roles afectados durante este tiempo de múltiples maneras, incluida la asistencia para identificar otras oportunidades potenciales dentro de Takeda a medida que creamos nuevos roles, recursos de transición y servicios de consulta", señala un portavoz a Fierce Pharma.
La farmacéutica se está planteando el despido de 495 empleados de su sede en Massachusetts, y 146 en el campus de Lexington
Según apuntan desde la compañía, la campaña de reestructuración busca mejorar el margen de utilidad operativa de Takeda a través del ahorro en adquisiciones, la eficiencia tecnológica y el enfoque de “agilidad organizacional”, es decir, reducir puestos de trabajo.
Esta estrategia surge con el objetivo de compensar la caída de las ganancias y el aumento de las ventas de genéricos de su competidor Vyvanse. En concreto, durante el último año fiscal de Takeda cayeron los ingresos del medicamento un 14%, hasta los 2.700 millones de dólares (2.491 millones de euros). En esta misma línea negativa, la farmacéutica japonesa ha descartado varios programas de desarrollo y ha confirmado que cerrará una planta en San Diego que se llevará consigo más de 340 empleados, aunque desde la empresa aseguran que tratarán de reubicarlos.