La gestión de beneficios en las empresas farmacéuticas es el proceso estratégico de administrar y optimizar las ganancias obtenidas de la comercialización de medicamentos, equilibrando la rentabilidad con la responsabilidad social y el cumplimiento regulatorio. De esta manera, en un sector donde los márgenes de ganancia son esenciales para financiar investigaciones innovadoras y el desarrollo de nuevos tratamientos, la necesidad de mostrar prácticas claras y éticas en la distribución de beneficios se ha convertido en una prioridad estratégica.
En la actualidad, nos encontramos muchos casos donde la gestión de beneficios esta ligada a malas prácticas, con la intención de manipular los resultados financieros para cumplir objetivos específicos, como impresionar a los inversores o cumplir con requisitos contractuales. En este contexto, un estudio reciente analiza como se esta priorizando una correcta Gobernanza Corporativa (GCG, por sus siglas en inglés), es decir el conjunto de normas, principios y procesos mediante los cuales una empresa es dirigida y controlada, a una mejor rentabilidad en la gestión de beneficios de las empresas farmacéuticas que cotizan en la bolsa. En este análisis se explica cómo la implementación efectiva de esta gobernanza se ha vuelto fundamental en el sector.
Aunque si bien es cierto que la implementación de una correcta GCG reduce la gestión de beneficios, al establecer normas y mecanismos que promueven la transparencia financiera, la rendición de cuentas y una supervisión efectiva, y promueve decisiones éticas, el informe destaca casos donde estas prácticas han sido manipuladas. En este sentido, se observa como hay empresas farmacéuticas que inflan sus beneficios reportados para dar a os inversores una sensación de falsa seguridad. Y si bien es cierto, estos casos son eventualmente reportados por la firma de auditoría, estos incidentes subrayan la vulnerabilidad de los sistemas de supervisión.
Este problema suele darse debido a que los sistemas de control, tanto internos como externos, suelen ser reactivos
Este problema suele darse debido a que los sistemas de control, tanto internos como externos, suelen ser reactivos en lugar de preventivos debido a diferentes factores como la evasión de controles internos dentro de estructuras organizativas complejas, conflictos de intereses en firmas auditoras presionadas por relaciones comerciales y a marcos regulatorios insuficientes que limitan la transparencia y la ética corporativa.
Si bien es cierto que los comisionados independientes es un componente esencial en las políticas de GCG, el estudio sugiere que simplemente aumentar el número de estos comisionados no es una solución definitiva para mejorar la transparencia y la ética. La eficacia de la Gobernanza Corporativa depende no solo de la implementación de estructuras formales, sino también de la existencia de una cultura organizacional que valore la transparencia, la rendición de cuentas y la toma de decisiones morales.
Además, es necesario fortalecer los mecanismos externos de supervisión, como regulaciones gubernamentales, para complementar los esfuerzos internos de las empresas. Estos deben estar diseñados no solo para disuadir proactivamente a las compañías, creando un entorno en el que las prácticas poco éticas no encuentren cabida.
Es necesario fortalecer los mecanismos externos de supervisión, como regulaciones gubernamentales, para complementar los esfuerzos internos de las empresas
Por otro lado, el estudio profundiza en cómo la rentabilidad, medida a través del Retorno sobre Activos (ROA), afecta las decisiones de las empresas farmacéuticas en cuanto a la gestión de beneficios. El ROA, que mide la eficiencia con la que una empresa utiliza sus activos para generar ganancias, no solo refleja el desempeño financiero, sino que también influye en cómo las empresas presentan sus resultados al mercado y a los inversores.
Los resultados del análisis indican que las empresas con altos niveles de rentabilidad son más propensas a realizar ajustes en sus informes financieros. Este fenómeno se explica por la presión inherente de mantener una percepción positiva frente a los inversores. De esta manera, diferentes compañías, que han reportado ROAs destacados, utilizan sus sólidas cifras como una herramienta estratégica para atraer más capital e incrementar la confianza en sus operaciones.
Si bien la gestión de beneficios puede ser una herramienta eficaz para mantener una percepción positiva en el corto plazo, plantea riesgos significativos a largo plazo. Ajustar informes financieros para mostrar rentabilidad constante o creciente puede erosionar la confianza de los inversores cuando estas prácticas salen a la luz. Además, las decisiones basadas en datos manipulados pueden afectar la sostenibilidad de las operaciones y la capacidad de la empresa para reaccionar ante cambios en el mercado.