La resistencia a los antimicrobianos (RAM) se postula como uno de los mayores desafíos que enfrentan los sistemas de salud en todo el mundo, y se espera que el problema se agudice cada año. En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) atribuyó a las infecciones resistentes 1,27 millones de muertes en todo el mundo. Una cifra que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha estimado que podría aumentar a 10 millones anualmente para 2050 si no se toman medidas efectivas para abordar el problema.
La necesidad de proteger los antimicrobianos recientemente autorizados para que los patógenos a los que se dirigen no generen resistencia, con medidas como moderar su uso, ha desencadenado en una caída de los ingresos por ventas que no cubren las inversiones multimillonarias que los fabricantes han destinado a su desarrollo. De esta manera, los fondos de I+D para este tipo de fármacos se están quedado cortos: en 2020, la industria farmacéutica recaudó 5.400 millones de libras (6.385 millones de euros) en el apartado oncológico, mientras que solo 125 millones de libras (147 millones de euros) para antibióticos.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha estimado que las muertes por infecciones resistentes podrían aumentar a 10 millones anualmente para 2050
Ante este panorama, en 2020 el Sistema Nacional de Salud de Reino Unido (NHS) probó con éxito un nuevo modelo de pago de suscripción anual para nuevos antibióticos que desvincula los ingresos de las farmacéuticas del volumen de ventas, garantizando así a las empresas un ingreso predeterminado independientemente de la cantidad de medicamentos recetados durante el año.
Una estrategia muy llamativa que finalmente se adoptó permanentemente en mayo, generando así una cierta esperanza de que esa evidente caída de la inversión en I+D de antimicrobianos pueda comenzar a frenarse. Paul Catchpole, director de políticas de valor y acceso de la Asociación de la Industria Farmacéutica Británica (ABPI), afirma que el sector farmacéutico está "muy satisfecho" con los detalles finales del modelo que se publicó el 8 de mayo.
Según apuntan en Pharmaceutical Technology, se evaluará la elegibilidad de los medicamentos en función de factores como el patógeno al que se dirigen, en base a un ranking de la OMS.El valor de los medicamentos se evaluará según 17 criterios, entre los que se encuentran garantía de suministro, la administración de antimicrobianos y las prácticas de fabricación, lo que servirá para calcular una puntuación final que no debe ser inferior al 50%.
En esta misma línea, la industria farmacéutica busca garantías en el contrato para protegerse en caso de eventos inesperados como pandemias o brotes importantes. Esto podría hacer que la empresa proporcionen más productos de los que le pagarían a través del modelo de suscripción o les obligue a acumular grandes cantidades de productos. “Esos acuerdos tienen que ser apropiados y razonables para la empresa, especialmente las más pequeñas. Necesitamos asegurarnos de que haya flexibilidad en el contrato para no perjudicarlas”, explica Catchpole.
En el caso de Estados Unidos y la Unión Europea ya están considerando modelos basados en suscripciones y bonos de exclusividad transferibles
Aunque este nuevo modelo de pago por suscripción para antibióticos del NHS aún está en sus primeras etapas, se considera un paso crucial para abordar la RAM a nivel mundial. A pesar de generar ciertas críticas, como la falta de cambios explícitos en los rangos de pago, el modelo ha sido elogiado por su potencial para estimular la inversión en I+D de antibióticos.
De cara al futuro, se espera que la incorporación de este modelo inspire a otras naciones a adoptar enfoques similares. En el caso de Estados Unidos y la Unión Europea ya están considerando modelos basados en suscripciones y bonos de exclusividad transferibles, sin embargo, los expertos advierten que no habrá una ola inmediata de nuevos antibióticos.