"Reducen costes y aceleran resultados": El papel de las universidades en el desarrollo farmacológico

En una entrevista en Salud3, el doctorado Javier Santos, nos explica como la colaboración entre universidades y empresas farmacéuticas es esencial para impulsar la innovación en la industria farmacéutica

Javier Santos Burgos, profesor Universidad Jaume I de la Facultad de Ciencias de la Salud (Fotomontaje: ConSalud)
Javier Santos Burgos, profesor Universidad Jaume I de la Facultad de Ciencias de la Salud (Fotomontaje: ConSalud)
28 octubre 2024 | 07:00 h
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La colaboración entre universidades y empresas farmacéuticas se ha convertido en un pilar fundamental para impulsar la innovación y el desarrollo en la industria farmacéutica. Las universidades, con su enfoque en la investigación y el acceso a talentos altamente capacitados, pueden proporcionar a las empresas farmacéuticas conocimientos avanzados y recursos técnicos que son esenciales para el descubrimiento de nuevos medicamentos y el desarrollo de tratamientos más efectivos

En una entrevista, Javier Santos Burgos, profesor Universidad Jaume I de la Facultad de Ciencias de la Salud, explica a Salud35 como esta colaboración permite a las empresas proponer y ejecutar estrategias arriesgadas y económicas en el descubrimiento de fármacos, facilitando la identificación y evaluación de nuevas moléculas en fases preclínicas antes de que las empresas asuman el desarrollo completo.

¿Por qué es importante que las compañías farmacéuticas trabajen con universidades en el desarrollo de nuevos medicamentos?

La mayoría de las veces, los desarrollos más innovadores en el campo farmacéutico se dan en las universidades y en los centros de investigación donde se hace ciencia más fundamental. En la universidad tenemos más libertad a la hora de diseñar propuestas más arriesgadas en materia de descubrimiento de fármacos, lo que además se sustenta sobre el conocimiento más avanzado en las diferentes áreas terapéuticas y en el vínculo de los más diversos campos científicos y tecnológicos.

En la universidad tenemos más libertad a la hora de diseñar propuestas más arriesgadas

Como decía, somos capaces de proponer y ejecutar estrategias más arriesgadas en el diseño y desarrollo de fármacos, pero normalmente solo podemos llevar esas moléculas hasta las pruebas de concepto en animales o hasta las pruebas preliminares de seguridad, momento en el que una compañía farmacéutica debe entrar en el desarrollo para poder convertir ese candidato en un verdadero fármaco.

¿Cómo ayudan los recursos de las universidades a reducir los costes en el desarrollo de medicamentos?

En los centros de educación superior podemos identificar nuevas moléculas en un área terapéutica determinada, estudiarlas en fases preclínicas, y evaluarlas en dianas moleculares concretas, seleccionando y/o mejorando las prestaciones de dichas moléculas candidatas. Esta es una fase que, en ocasiones, puede corresponder en coste al 10% de un desarrollo farmacéutico completo. Y esto se hace en los laboratorios de las universidades y por personal de los centros, y a un coste infinitamente más bajo que en la industria farmacéutica.

Afortunadamente, cada vez hay más empresas farmacéuticas que se alían con universidades para hacer desarrollos conjuntos. Además, también cada día hay más gente en la Universidad formada en las necesidades empresariales. Respecto a lo que me preguntas, podríamos destacar a uno de los mayores éxitos españoles en el área farmacéutica, el Yondelis de Pharma Mar, que proviene de un desarrollo realizado por la Universidad de Illinois y en el que también participó el CSIC.  

¿Cuáles son algunos de los desafíos que enfrentan estas colaboraciones?

Pues normalmente la diferencia de culturas en ambos mundos, aunque ya te digo que cada vez nos entendemos mejor entre nosotros. Las empresas farmacéuticas requieren, por sus sistemas de gestión, una información y documentación muy organizada y tremendamente trazable, a la que la mayoría de académicos no estamos acostumbrados. Los objetivos también difieren a veces, ya que en la Universidad la prioridad es publicar los resultados, mientras que en la industria es proteger y explotar la propiedad industrial.

¿Qué áreas de investigación crees que son más prometedoras para el desarrollo de nuevos tratamientos?

Las áreas más prometedoras en el desarrollo de nuevos medicamentos suelen venir de la mano de los avances técnicos y científicos más disruptivos. Aquí podríamos destacar la terapia con células CAR-T, que sin duda revolucionará la inmunoterapia, o el CRISPR-Cas9 que abre las puertas a la edición genética y a la terapia génica, o las terapias con ARN, que tras los aprendizajes del COVID-19, permitirá aplicarse en un futuro a un amplio abanico de enfermedades.

En mi opinión, imagino la colaboración entre las empresas farmacéuticas y el ámbito académico cada vez más estrecha. El desembarco de los laboratorios farmacéuticos en el mundo universitario va a permitir acelerar el desarrollo de nuevos fármacos a través de la innovación tecnológica, pero también va a permitir focalizarse más en enfermedades más complejas y menos atendidas, a través de colaboraciones específicas Universidad-Empresa o mediante la creación de consorcios más amplios.

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