El proyecto de ley estadounidense de Bioseguridad, presentado en la Cámara de Representantes de Estados Unidos durante el 118º Congreso, se centra en la bioseguridad y la prevención de futuras pandemias. Esta legislación busca fortalecer las cadenas de suministro de productos médicos críticos, incentivar la producción nacional de medicamentos y mejorar la capacidad de respuesta de EE. UU. ante emergencias de salud pública.
Esta propuesta tiene implicaciones importantes para las empresas farmacéuticas. De ser aprobadas, las compañías estarían obligadas a reforzar la trazabilidad de sus productos, garantizar la seguridad de los insumos y aumentar la transparencia sobre sus fuentes de suministro. Esto podría incrementar los costes operativos, sobre todo para aquellas empresas que dependen de materias primas extranjeras, especialmente de países como China e India, que actualmente dominan el mercado de fabricación de ingredientes activos.
Uno de los puntos centrales del proyecto de ley es el fomento de la producción doméstica de medicamentos y equipos médicos, es decir, la fabricación de estos productos dentro de las fronteras de Estados Unidos. Si bien es cierto que esto podría beneficiar a las compañías que ya tienen fábricas en EE.UU., este proyecto de ley afectaría negativamente a aquellas que dependen en gran medida de fábricas en el extranjero. Este enfoque, además, forma parte de una tendencia creciente en Estados Unidos hacia la autosuficiencia en áreas críticas, algo que se intensificó durante la pandemia de Covid-19.
Este proyecto de ley afectaría negativamente a aquellas que dependen de fábricas en el extranjero
Para ello, el proyecto establece incentivos fiscales para las compañías farmacéuticas que produzcan medicamentos esenciales dentro del país, lo que podría traducirse en un impulso económico para el sector. Sin embargo, también plantea posibles desafíos, como la necesidad de invertir en nuevas infraestructuras de producción o el aumento de costes de personal, que pueden impactar negativamente las ganancias de algunas farmacéuticas, sobre todo aquellas que operan con márgenes más reducidos.
En esta misma línea, esta búsqueda de limitar la dependencia de ciertos países en la producción de medicamentos, podría llevar a las empresas farmacéuticas a reconfigurar sus redes de suministro globales. El aumento de la regulación también podría derivar en una mayor supervisión y auditorías, lo que complicaría la logística para aquellas que operan en múltiples países.
A largo plazo, el "BIOSECURE Act" podría impulsar una tendencia global hacia la diversificación de las cadenas de suministro de productos médicos, lo que reduciría la dependencia de terceros países para garantizar el acceso continuo a medicamentos esenciales. Esta tendencia ya ha comenzado a manifestarse, especialmente en Europa, donde varios países están implementando políticas similares para fortalecer sus propias capacidades de producción.
Las consecuencias en Estados Unidos de este proyecto de ley podría nuevos empleos relacionados con la fabricación, control de calidad y distribución sería un factor clave. El sector biotecnológico también se vería impulsado con más inversiones y colaboraciones entre el sector público y privado para desarrollar capacidades nacionales.
Ante la incertidumbre se prevé que para mitigar los sobrecostes se aumenten los precios de los medicamentos
Sin embargo, este proyecto de ley podría llevar a un aumento de los costes de producción, ya que fabricar medicamentos en suelo estadounidense tiende a ser más caro que en países donde los costes laborales y de materias primas son más bajos. Para mitigar estos efectos, el proyecto de ley contempla incentivos fiscales y subsidios. No obstante ante la incertidumbre se prevé que para mitigar los sobrecostes se aumenten los precios de los medicamentos.
Uno de los aspectos más importantes de este proyecto de ley es cómo afecta las relaciones comerciales de Estados Unidos con China e India. Actualmente, ambos países son los mayores exportadores de ingredientes farmacéuticos activos (API) al mundo. China, en particular, produce cerca del 40% de los ingredientes utilizados en medicamentos vendidos en Estados Unidos. India, por su parte, es uno de los mayores productores de medicamentos genéricos y ha sido un socio clave en el suministro de estos productos a bajo costo.
Para China, esto supone un desafío, ya que gran parte de su industria farmacéutica depende de la exportación a países como EE.UU. y Europa. Hasta el momento, la nación oriental representa aproximadamente el 40% de la producción global de APIs. Según datos de la Cámara de Comercio de China para la Importación y Exportación de Medicamentos y Productos Sanitarios, el valor de las exportaciones de productos farmacéuticos en 2023 fue de 102.056 millones de dólares (94.091 millones de euros). De aprobarse esta ley, provocaría una caída en picado hasta alcanzar los mínimos anuales de la última década.
Una reducción en las exportaciones podría obligar a las empresas chinas a buscar nuevos mercados
De esta manera, una reducción en las exportaciones podría obligar a las empresas chinas a buscar nuevos mercados o a diversificar su producción para mantenerse competitivas. Además, podría generar tensiones comerciales entre ambos países, en un momento en que las relaciones entre EE.UU. y China ya están tensas debido a disputas comerciales y tecnológicas.
Por otro lado, la India también se vería afectada, aunque en menor medida. Aunque sigue siendo un importante proveedor de medicamentos genéricos para EE.UU., el impacto de este proyecto de ley podría ser menos pronunciado, ya que el país ha logrado diversificar sus mercados. Sin embargo, India también depende en gran medida de China para los ingredientes activos utilizados en la fabricación de sus productos, por lo que cualquier interrupción en el suministro global podría afectar tanto a India como a otros países.