La investigación en microgravedad se está consolidando como un recurso invaluable para avanzar en el desarrollo de medicamentos y tratamientos innovadores. En un entorno libre de las restricciones gravitatorias de la Tierra, los científicos pueden estudiar procesos biológicos y químicos desde una perspectiva completamente nueva, permitiendo descubrir variables y optimizar procedimientos que serían imposibles en condiciones terrestres.
Este enfoque revolucionario está abriendo nuevas oportunidades para abordar enfermedades complejas, como el cáncer, y podría transformar la forma en que se diseñan terapias en el futuro. En este sentido, en la Estación Espacial Internacional (ISS), los científicos han encontrado un entorno que permite estudiar fenómenos biológicos y químicos imposibles de replicar en la Tierra, lo que está transformando el enfoque hacia enfermedades graves como el cáncer.
“La Estación Espacial Internacional es el laboratorio más único de la galaxia"
“La ISS es el laboratorio más único de la galaxia", explica Paul Reichert, científico principal asociado de MSD. En este sentido, el especialista explica como este entorno ofrece una perspectiva única para estudiar variables que, en la Tierra, son imposibles de analizar.
Sin embargo, trabajar en condiciones de microgravedad plantea retos significativos. “Siempre es un desafío llevar a cabo experimentos en la Estación Espacial Internacional. El proceso requiere una enorme concentración, ya que, por lo general, solo tenemos una oportunidad al año”, asevera Reichert.
Uno de los hitos más destacados en este ámbito fue protagonizado por la astronauta Kate Rubins en 2018, quien demostró que era posible manipular líquidos en microgravedad utilizando una pipeta. Este descubrimiento abrió una puerta inesperada para la experimentación científica en el espacio. “Cuando vi ese video por primera vez, pensé: ‘Esto cambia por completo cómo podemos hacer experimentos en el espacio’”, afirma Reichert.
Este avance inspiró a MSD a desarrollar hardware impreso en 3D, diseñado específicamente para simplificar y optimizar los procedimientos experimentales en microgravedad. Este equipo no solo permite reproducir procesos similares a los realizados en la Tierra, sino que también democratiza el acceso a la investigación en el espacio, haciendo posible que más científicos puedan llevar sus proyectos a la ISS sin la necesidad de desarrollar costosos equipos personalizados.
“Estas colaboraciones son fundamentales para seguir explorando los beneficios de la microgravedad en el desarrollo de medicamentos”
Actualmente, MSD colabora estrechamente con instituciones como el Centro para el Avance de la Ciencia en el Espacio (CASIS), que gestiona las investigaciones realizadas en la ISS, y ha establecido una alianza con Sierra Space, una empresa pionera en tecnología espacial. Sierra Space lanzará su nave espacial Dream Chaser en mayo de 2025, y MSD aprovechará esta oportunidad para llevar a cabo nuevos experimentos en microgravedad.
“Estas colaboraciones son fundamentales para garantizar que podamos seguir explorando los beneficios de la microgravedad en el desarrollo de medicamentos”, explica Reichert. Esta necesidad se vuelve aún más urgente con la inminente retirada de la ISS, cuyo final de vida útil está previsto para 2030. “Con el cierre de la Estación Espacial Internacional, muchas empresas están trabajando en alternativas que permitan continuar con este tipo de investigaciones clave”, añade.
El conocimiento generado en microgravedad no se queda en el espacio; sus aplicaciones están teniendo un impacto directo en el desarrollo de tratamientos en la Tierra. Los avances en biología molecular y farmacología realizados en la ISS están ayudando a optimizar procesos y a desarrollar terapias más eficaces, especialmente en áreas como la oncología.
"Muchas empresas están trabajando en alternativas que permitan continuar con este tipo de investigaciones"
La investigación en el espacio no solo está transformando la manera en que se desarrollan los medicamentos, sino que también está ampliando las fronteras del conocimiento humano. A medida que las tecnologías espaciales avanzan y se consolidan como herramientas fundamentales para la ciencia, se abre un horizonte de posibilidades que promete revolucionar el tratamiento de enfermedades complejas y mejorar la calidad de vida en nuestro planeta.
Con el apoyo de iniciativas privadas y públicas, y gracias a la colaboración entre empresas como MSD y Sierra Space, el espacio se está convirtiendo en un nuevo epicentro de innovación médica, marcando el comienzo de una era en la que las fronteras entre la ciencia terrestre y la espacial serán cada vez más difusas.