Merck comienza los ensayos de fase III del primer tratamiento oral para miastenia grave generalizada

Merck ha puesto en marcha el ensayo de fase III MyClad para evaluar la seguridad y eficacia de los comprimidos de cladribina, primer tratamiento oral para los pacientes con miastenia grave generalizada

Sede de Merck (Foto: Merck)
Sede de Merck (Foto: Merck)
José Iborra
3 septiembre 2024 | 16:00 h
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La compañía farmacéutica Merck ha anunciado que han administrado cladribina comprimidos al primer paciente del ensayo fase III MyClad. De esta forma, se evaluará la eficacia y seguridad del primer tratamiento oral de la miastenia grave generalizada (gMG). 

“Dada nuestra amplia experiencia en abordar las necesidades de los pacientes en afecciones neurológicas de origen inmunitario, creemos que las cápsulas de cladribina representan una opción terapéutica potencial altamente diferenciada para la gMG”, ha señalado Jan Klatt, director de la Unidad de Desarrollo de Neurología e Inmunología de Healthcare de Merck.

MyClad es un estudio global de fase III, aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, diseñado para evaluar la eficacia y la seguridad cladribina comprimidos en 240 pacientes con miastenia grave generalizada.

"Creemos que las cápsulas de cladribina representan una opción terapéutica potencial altamente diferenciada para la gMG”

Este tratamiento  tienen el potencial de ser el primer tratamiento oral para las personas con gMG, un trastorno neuromuscular poco frecuente que causa debilidad muscular que puede ser grave y tener un impacto significativo en la vida de los pacientes.

La empresa espera que cladribina comprimidos se dirija selectivamente a los linfocitos B y T, ya que se considera que estas células son la causa principal de la gMG a través de la producción de autoanticuerpos nocivos que provocan inflamación en los puntos de conexión entre nervios y músculos.

Este mecanismo de acción, unido a una pauta posológica oral de corta duración administrada en el propio domicilio del paciente, puede frenar la progresión de la enfermedad al atacar su causa subyacente y reducir la carga del tratamiento.

"Este enfoque terapéutico promete alcanzar un alto grado de control de la actividad de la enfermedad, ofrecer una gran comodidad y, en última instancia, permitir a los pacientes llevar una vida lo más normal posible", añade Klatt.

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