Un mes después de que un tribunal de quiebras de Estados Unidos aprobara el plan de reorganización de la compañía Mallinckrodt, ahora, la empresa ha acordado pagar 260 millones de dólares (235,6 millones de euros) para resolver las reclamaciones del departamento de justicia estadounidense en torno a la gestión de su controvertido fármaco Acthar Gel.
Concretamente, la justicia estadounidense ha acusado a la compañía depagar de manera insuficiente los reembolsos de Medicaid y de usar una fundación para pagar subsidios de copago ilegales, violando así un estatuto contra el soborno al inducir a los pacientes a usar el tratamiento.
“Mallinckrodt redujo ilegalmente las cantidades que pagaba a los programas estatales de Medicaid al calcular incorrectamente los reembolsos que debía”, ha reiterado la fiscal federal Rachael Rollins. “La compañía desvió ilegalmente dinero del programa Medicaid del que dependen las personas pobres para su atención médica”, ha asegurado.
Por su lado, tal y como ha informado FiercePharma, la compañía ha mostrado su desacuerdo: “No estamos de acuerdo categóricamente con las caracterizaciones del gobierno, pero nos complace tener estos asuntos detrás de la empresa y notamos que los acuerdos no contienen admisiones de irregularidades”.
Mallinckrodt entró en bancarrota debido a sus crecientes responsabilidades por su supuesto papel en la contribución a la crisis de los opiáceos
A finales del mes pasado, el tribunal de quiebras firmó un acuerdo de 65,75 millones de dólares (58,9 millones de euros) entre Mallinckrodt e inversores que afirmaban que la empresa ocultaba su dependencia de los reembolsos federales para Acthar Gel.
En 2020, la polémica se desató en torno al medicamento después de que su precio se disparara en las últimas dos décadas de 50 dólares (45 euros) a 40.000 dólares (36.244 euros) por vial.
Los reclamos de reembolso de Medicaid contra Mallinckrodt van desde 2013 hasta 2020, cuando la compañía supuestamente pagó reembolsos insuficientes en función de su afirmación de que Acthar Gel era un medicamento nuevo en 2013, cuando en realidad ingresó al mercado décadas antes.
Los reclamos de sobornos tuvieron lugar desde 2010 hasta 2014, cuando se alegó que Questcor se asoció con el Fondo de Enfermedades Crónicas para subsidiar los copagos de Medicare para comercializar el medicamento como "gratuito" mientras aumentaba su precio.
Mallinckrodt entró en bancarrota debido a sus crecientes responsabilidades por su supuesto papel en la contribución a la crisis de los opiáceos y acordó un acuerdo de 1.600 millones de dólares (1.449,7 millones de euros) para resolver esos reclamos.