La crisis de opiáceos sigue más candente que nunca en Estados Unidos. Hace unos días conocimos como una nueva ola de demandas salpicaba a los fabricantes de medicamentos por su papel en la crisis de opiáceos.
Precisamente, el fentanilo fue la principal droga ligada a muertes por sobredosis en el año 2016, según los últimos datos que maneja el reporte de las autoridades sanitarias estadounidenses. El fentanilo suele emplearse en el tratamiento de pacientes con dolores intensos o crónicos, o después de una operación quirúrgica.
Según la descripción que ofrece el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas (NIDA por sus siglas en inglés), el fentanilo es un opiáceo sintético "similar" a la morfina, "pero más potente".
La Agencia Antidrogas Estadounidense (DEA) aseguró en un informe de 2015 que este analgésico es entre 80 y 100 veces más potente que la morfina y entre 25 y 40 veces más fuerte que la heroína.
Algunos fabricantes de medicamentos han terminado en los tribunales y las demandas están a la orden del día en el país
No obstante, a lo largo de los años, algunos fabricantes de medicamentos han terminado en los tribunales y las demandas están a la orden del día en el país.
A finales del mes pasado, un magistrado de Oklahoma (Estados Unidos) decidió que la compañía Johnson & Johnson pague una cuantía de 572 millones de dólares (515 millones de euros) por su papel en la crisis de los opiáceos, un caso que se ha cobrado un gran número de vidas en la última década.
Se trata de un fallo histórico, puesto que es el primer caso estatal por opiáceos que llega a la Justicia. La decisión del juez de Cleveland, Thad Balkman, sienta un precedente para los cerca de 2.000 demandantes, entre ciudades y condados, que han presentado una demanda colectiva ante un juez federal en Ohio. De igual modo, 40 estados se encuentran liderando pugnas jurídicas similares.
Por su parte, la compañía farmacéutica con sede en Nuevo Brunswick negó haber actuado de forma errónea y aseguró que recurrirá la sentencia.
PURDUE PHARMA, EN QUIEBRA
Asimismo, tras la decisión judicial del magistrado, la empresa Purdue Pharma estaba dispuesta a cerrar un acuerdo multimillonario y dar carpetazo a las 2.000 demandas ligadas a este caso.
La farmacéutica, con sede en Connecticut e impulsora de OxyContin, un medicamento analgésico derivado de los opioides, habría ofrecido 12.000 millones de dólares para resolver los casos pendientes en el país. Sin embargo, el acuerdo no ha tenido éxito y la compañía se prepara para la quiebra.
También Insys Therapeutics ha sido una de las compañías más golpeadas por la crisis de opiáceos. Y es que, las tácticas "agresivas" de venta de Insys han llevado a la compañía a enfrentar cargos criminales.
Insys habría sobornado a los médicos y a sus empleados con pagos por “informes médicos falsos que resultaban ser partes”. Así, los profesionales que no prescribieran recetas para su poderoso opioide, Subsys, no recibían dinero por parte de la compañía.
De igual modo, la justicia también ha atacado contra Indivior y Reckitt Benckiser por su papel en la crisis de opiáceos.
FONDOS PARA COMBATIR LA EPIDEMIA
Ante esta situación, hace unos días, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos (HHS por sus siglas en inglés) anunció que ofrecerá a los estados más de 1.800 millones de dólares en nuevos fondos para combatir la epidemia de opiáceos.
Los fondos se utilizarán para ampliar el acceso a los tratamientos para la sobredosis de opioides y para recopilar datos de casos de todos los estados.