En el dinámico mundo de la medicina, la innovación continúa marcando el camino hacia avances revolucionarios. Entre las tecnologías más transformadoras de los últimos años destaca la impresión 3D, una herramienta que está comenzando a cambiar la fabricación farmacéutica y los sistemas de administración de medicamentos.
Al permitir la producción de medicamentos personalizados, sistemas complejos de liberación de fármacos y tratamientos más accesibles, la impresión 3D se sitúa a la vanguardia de una nueva era en el cuidado de la salud. En este sentido, una reciente investigación enmarca como uno de los desarrollos más emblemáticos en este campo el fármaco Spritam, el primer medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU (FDA) que emplea impresión 3D en su fabricación.
Este tratamiento, indicado para el tratamiento de la epilepsia, representa un avance sin precedentes al utilizar una tecnología que permite crear tabletas altamente porosas. Estas se disuelven rápidamente en la boca, beneficiando especialmente a los pacientes que tienen dificultades para tragar. Este ejemplo no solo valida la viabilidad comercial de la impresión 3D en la producción farmacéutica, sino que también sienta las bases para futuras aplicaciones en este sector.
Las tecnologías utilizadas para la fabricación de medicamentos a través de impresión 3D se adaptan a diferentes necesidades
Las tecnologías utilizadas para la fabricación de medicamentos a través de impresión 3D son diversas y se adaptan a diferentes necesidades. Desde el modelado por deposición fundida, que permite crear tabletas con liberación controlada, hasta la sinterización láser selectiva, capaz de diseñar medicamentos con estructuras internas complejas.
Asimismo, encontramos procedimiento como la esterolitografía que destaca por su precisión, aunque enfrenta limitaciones en cuanto a la disponibilidad de materiales adecuados para su uso en fármacos orales. Estas técnicas no solo amplían las posibilidades en la fabricación de formas farmacéuticas personalizadas.
Un ejemplo destacado es el desarrollo de tabletas que combinan múltiples fármacos en una sola dosis, simplificando los regímenes de medicación para pacientes con enfermedades crónicas. Este enfoque no solo mejora la adherencia al tratamiento, sino que también garantiza una dosificación precisa para obtener mejores resultados clínicos.
Por otro lado, dentro del sector uno de los aspectos más prometedores de la impresión 3D es su capacidad para crear sistemas de administración de medicamentos complejos. A través de esta metodología, los fabricantes pueden diseñar formas de dosificación que liberen medicamentos en momentos específicos o apunten a áreas específicas del cuerpo. Según indica el paper, recientes investigaciones han demostrado cómo esta tecnología puede producir implantes para la administración localizada de fármacos, permitiendo una liberación sostenida y controlada.
Esta tecnología puede producir implantes para la administración localizada de fármacos
A pesar de que esta tecnología está revolucionando el sector, su adopción a gran escala enfrenta importantes desafíos técnicos y regulatorios que aún deben superarse para garantizar la viabilidad de esta tecnología en el mercado. En este sentido, uno de los principales obstáculos técnicos radica en la estabilidad mecánica de los productos impresos.
De esta manera, las tabletas fabricadas mediante impresión impresión 3D pueden presentar alta friabilidad y resistencia mecánica insuficiente, lo que dificulta procesos posteriores como el empaquetado y puede derivar en el rechazo de lotes completos. Además, tecnologías como la sinterización láser selectiva o la esterolitografía generan cantidades significativas de residuos de material no utilizado, lo que plantea cuestiones de sostenibilidad y viabilidad económica.
Otro aspecto técnico clave es la compatibilidad de los materiales con las condiciones de impresión. Los principios activos y excipientes utilizados en las formulaciones deben soportar temperaturas elevadas o la exposición a láser sin degradarse, lo que limita las opciones de formulación disponibles. Asimismo, garantizar la precisión de la dosificación y la reproducibilidad de los productos impresos es una prioridad, ya que cualquier irregularidad durante el proceso puede afectar la seguridad y eficacia del medicamento.
En el ámbito regulatorio, la ausencia de normativas específicas para medicamentos producidos mediante impresión 3D representa un desafío relevante. Las actuales Buenas Prácticas de Manufactura (GMP) están diseñadas para procesos de fabricación tradicionales y no consideran las particularidades de esta tecnología. Además, surge la necesidad de establecer estándares claros sobre la responsabilidad en la fabricación, especialmente en casos donde los materiales, como los filamentos cargados con principios activos, son producidos por terceros.
Las autoridades regulatorias están comenzando a explorar las posibilidades de la impresión 3D
Para abordar estos desafíos, las autoridades regulatorias están comenzando a explorar las posibilidades de la impresión 3D en farmacéutica. La FDA, por ejemplo, ha establecido laboratorios dedicados a investigar los aspectos de funcionalidad y seguridad de esta tecnología. Sin embargo, será esencial una colaboración estrecha entre empresas farmacéuticas, fabricantes de equipos de impresión y organismos reguladores para desarrollar un marco normativo adaptado a esta nueva realidad.
A pesar de los retos, el potencial de la impresión 3D en la industria farmacéutica es innegable. Su capacidad para personalizar medicamentos, reducir costes y aumentar la eficiencia en la producción podría transformar radicalmente el sector. Además, a medida que los marcos regulatorios se fortalezcan, la adopción de la impresión 3D en la fabricación farmacéutica convencional probablemente se acelerará.