La multinacional catalana Grifols ha anunciado un nuevo plan de ahorro de costes que conllevará una reducción de aproximadamente de 400 millones de euros anuales, lo que supone el despido de 2.000 empleados relacionados con su actividad más importante, el negocio industrial de plasma, y 300 personas pertenecientes a funciones corporativas, en total un 8% de su plantilla.
Desde Grifols explican que no tienen previsto terminar de implementar la mayoría de las medidas hasta el cuatro trimestre de este 2023, por ello, apuntan que solo esperan ahorrar alrededor de 100 millones de euros en este año y que a lo largo de 2024 se podrán observar los cambios. En un inicio, calculan un cargo de aproximadamente 140 millones de euros para llevar a cabo todas las iniciativas anunciadas, fundamentados principalmente en las indemnizaciones por despido.
Supone el despido de 2.000 empleados relacionados con su actividad más importante, el negocio industrial de plasma, y 300 personas pertenecientes a funciones corporativas
En cuanto a las medidas que ha anunciado la compañía catalana destaca la prioridad de optimizar los costes y las operaciones del plasma, con el objetivo de diseñar una operación de obtención más eficiente, innovadora y de alta calidad. Es decir, mantener o incluso aumentar el volumen de producción con menos inversión y con un menor número de centros, una iniciativa que ya pusieron en marcha en el último trimestre de 2022 con la clausura de 18 centros. Además, tratarán el ajuste de las funciones corporativas, centralizando y automatizando flujos de trabajo con la idea de simplificar estructuras.
“Tras analizar en profundidad nuestras estructuras organizativas y de costes, dotación de personal, procesos, instalaciones, sistemas y planes de incentivos, estamos convencidos de que estas medidas son necesarias no sólo para mejorar nuestro desempeño financiero, sino para ser una organización más ágil, resolutiva y eficaz”, ha explicado Steven Mayer, presidente ejecutivo de Grifols
TENDENCIA NEGATIVA
Los últimos meses de Grifols han estado marcados por varios varapalos, el más grande a mediados de año con el registro de la peor racha negativa consecutiva de su historia, con un desplome del 28,41% y situándose como la tercera más baja del IBEX y en mínimos anuales. Estos resultados provocaron que la compañía tomase medidas urgentes y cambiaran a Víctor Grifols por Steven Mayer como presidente ejecutivo. A pesar del intento de cambio de tendencia, la compañía catalana registró de nuevo malos resultados a finales de año, con una disminución del precio de la acción de un 7%, que unida al alto endeudamiento y al desplome de sus bonos le han llevado a tomar este nuevo camino de reducción de costes y despidos.