El gobierno francés ha manifestado su preocupación por la posible venta de una participación controladora en el negocio Opella de Sanofi, que incluye el popular analgésico Doliprane, conocido por ser el fármaco más vendido en Francia según recoge Reuters. El ministro de Economía, Antoine Armand, ha declarado que cualquier acuerdo que involucre la transferencia de esta importante marca debe asegurar que la producción de Doliprane permanezca en territorio francés.
Esta exigencia surge en el contexto de las negociaciones en curso entre Sanofi y la firma de capital privado estadounidense Clayton Dubilier & Rice, que busca adquirir una participación del 50% en el negocio de salud para el consumidor de la farmacéutica. La preocupación por la venta ha generado inquietud tanto entre los sindicatos como entre los legisladores de todos los sectores políticos, quienes temen que esta transacción pueda resultar en recortes de empleo y deslocalización de la producción.
"Deben ser respetadas y garantizaremos que se respeten utilizando todas las herramientas legislativas y reglamentarias a nuestra disposición"
Durante su visita a una planta de producción de Doliprane en Normandía, Armand enfatizó que, si se lleva a cabo la venta, el gobierno exigirá "condiciones extremadamente precisas, fuertes y tangibles" para proteger los intereses industriales y laborales del país. "Deben ser respetadas y garantizaremos que se respeten utilizando todas las herramientas legislativas y reglamentarias a nuestra disposición", agregó el ministro.
Además de las garantías de empleo y volumen de producción, Armand mencionó la necesidad de compromisos relacionados con la investigación y desarrollo en Francia, así como el mantenimiento de relaciones con proveedores locales. Para enfatizar la seriedad de estas negociaciones, el ministro de Industria junior, Marc Ferraci, ha afirmado que el gobierno tiene la potestad de bloquear el acuerdo si las condiciones no se cumplen.
En este sentido, fuentes del Ministerio de Finanzas han indicado que se están considerando diversas opciones, incluida la posibilidad de que el vehículo de inversión estatal BPI adquiera una participación en la empresa o mantenga una "acción de oro", lo que otorgaría al Estado poderes especiales sobre otros accionistas.
"Este escenario representa un importante desafío para el nuevo gobierno francés en su política industrial"
Este escenario no solo representa un desafío para Sanofi, sino también una importante prueba para el nuevo gobierno francés en su política industrial. La resistencia de los legisladores, en especial de aquellos que apoyan al presidente Emmanuel Macron, sugiere que la protección de los intereses nacionales en la industria farmacéutica es una prioridad. La situación también pone de manifiesto el creciente escrutinio sobre la influencia de inversores extranjeros en sectores estratégicos de la economía francesa, especialmente en el ámbito de la salud.