Tramadol, morfina, oxicodona, fentanilo… El consumo abusivo de opiáceos se ha convertido en un grave problema de salud pública en Estados Unidos y se está trasladando a otros países como España donde, en los últimos años, se han disparado las alertas sanitarias por su consumo.
De hecho, tal y como muestran las estadísticas de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes en un informe realizado por el Ministerio de Sanidad con datos de 2020, España se ha convertido en el tercer país con mayor consumo de fentanilo, solo por detrás de Alemania y Estados Unidos.
En concreto, se ha detectado un aumento de un 53,6% de las dosis por cada 1.000 habitantes al día desde el año 2013 a 2020, pasando de 3,57 a 5,48, y siendo el fentanilo el principio activo de mayor consumo, al representar el 50,2% en el uso de todos los opiáceos.
Por su parte, en Estados Unidos, la crisis de opiáceos sigue candente y es un problema reconocido de salud pública. Los últimos estudios realizados a escala nacional en el país estadounidense han puesto de manifiesto que la tasa de paradas cardíacas relacionadas con los opiáceos ha aumentado considerablemente y ahora, está a la par con la tasa de paradas cardíacas por otras causas.
RÉCORD DE MUERTES POR SOBREDOSIS EN EE.UU.
La pandemia del coronavirus también ha disparado el consumo de estas drogas. Según el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), en 2020, las muertes por sobredosis en el país estadounidense aumentaron hasta el récord de 93.000, un fenómeno impulsado por el consumo de opiáceos durante la pandemia.
Empresas como Purdue Pharma, fabricante del fármaco OxyContin, un medicamento contra el dolor tres veces más fuerte que la morfina, ingresaron enormes cantidades de dinero gracias a sus ventas
Principalmente, el fentanilo de fabricación ilícita fue responsable de 69.710 de las muertes. Además, crecieron las muertes relacionadas con psicoestimulantes como la metanfetamina.
Pero, el comienzo de esta crisis se sitúa a mediados de la década de los 90, cuando las compañías farmacéuticas estadounidenses desarrollaron y comercializaron unas serie de analgésicos fabricados con opioides que fueron distribuidos a los médicos, recomendados para ser recetados a los pacientes y publicitados con poderosas campañas de marketing, que obviaron la grave adicción que producían.
Empresas como Purdue Pharma, fabricante del fármaco OxyContin, un medicamento contra el dolor tres veces más fuerte que la morfina, ingresaron enormes cantidades de dinero gracias a sus ventas, que alcanzaron en 2001 los 1.600 millones de dólares (1.374,1 millones de euros), suponiendo un 80% de los ingresos de la compañía. Gracias a ello, la fortuna de la familia Sackler, propietaria de la empresa, se multiplicó llegando a acumular 13.000 millones de dólares (11.164,7 millones de euros) en 2016.
DEMANDAS Y ACUERDOS
El alto número de muertes y personas adictas a consecuencia de ello provocó una demanda colectiva, de más de 500 ciudades y condados estadounidenses, contra ocho miembros de la familia Sackler, que se ha saldado con la firma de varios acuerdos a través de los que Purdue Pharma pagará, en compensación, 4.000 millones de dólares (3.435,4 millones de euros), lo que ha llevado a la disolución de la empresa.
Varias empresas como Johnson & Johnson, Cardinal Health, McKesson o Amerisource Bergen que también produjeron y comercializaron medicamentos parecidos, pagarán unos 26.000 millones de dólares (22.333,1 millones de euros) a los estados afectados.
También Insys Therapeutics ha sido una de las compañías más golpeadas por la crisis de opiáceos. Y es que, las tácticas "agresivas" de venta de Insys han llevado a la compañía a enfrentar cargos criminales.
Insys habría sobornado a los médicos y a sus empleados con pagos por “informes médicos falsos que resultaban ser partes”. Así, los profesionales que no prescribieran recetas para su poderoso opioide, Subsys, no recibían dinero por parte de la compañía.
De igual modo, la justicia también ha actuado contra Indivior y Reckitt Benckiser.