Elizabeth Holmes, fundadora de la famosa corporación privada de tecnología sanitaria, Theranos, ha sido finalmente condenada a 11 años y 3 meses de prisión por engañar tanto a los pacientes como a los inversores con el supuesto revolucionario método de análisis de sangre.
El juez federal de San José que supervisó el juicio de Holmes en el Distrito Norte de California, Edward Davila, ha impuesto además tres años de libertad vigilada a Holmes, una vez que abandone la cárcel, y una multa de 400 dólares (390,62 euros). Explicó que su decisión de sentencia se fundamenta en un cálculo de 384 millones de dólares en pérdidas (375.000.000 euros) de solamente 10 inversionistas, incluidos Rupert Murdoch y Betsy DeVos, según informa Scott Budman de NBC, que se encontraba en el interior de la sala del tribunal durante la sentencia.
La culpable se mostró muy arrepentida por lo ocurrido y quiso disculparse con las víctimas y los inversores, asumiendo toda la responsabilidad de lo ocurrido con Theranos. "Estoy devastada por mis fallos. Mirando hacia atrás, hay tantas cosas que haría de manera diferente si tuviera la oportunidad. Traté de realizar mi sueño demasiado rápido, cada día siento que he fracasado, en cada célula de mi cuerpo, y lo siento por la gente a la que cause daño, si pudiera volver el tiempo atrás, harías las cosas de una manera totalmente diferente”, alegó dirigiéndose hacia el tribunal entre lágrimas.
Estoy devastada por mis fallos, mirando hacia atrás, hay tantas cosas que haría de manera diferente si tuviera la oportunidad. Traté de realizar mi sueño demasiado rápido
A inicios de año, un jurado ya condenó a Holmes por cuatro cargos de fraude electrónico y conspiración después de que los fiscales presentaran pruebas y testimonios de testigos de que ella sabía que los dispositivos de análisis de sangre en realidad no funcionaban.
Por parte de los abogados de la fundadora, intentaron reducir al máximo la pena resaltando las más de 500 horas que había trabajado como consejera y defensora certificada de crisis por violación desde su condena en enero, pidiendo que no se superaran los 18 meses de condena final, mientras que desde el Departamento de Justicia de EE. UU, la cifra ascendía hasta los 180 meses, o 15 años, más tres años de libertad supervisada y un pago de 804 millones de dólares (785.156.224 euros) por restitución.
Theranos tenía como objetivo ofrecer un dispositivo de sobremesa que pudiera ejecutar cientos de pruebas de diagnóstico con solo unas pocas gotas de sangre, llegando a recaudar más de 900 millones de dólares (878.906.240 euros), y alcanzando un valor de10 mil millones de dólares (9.765.624.832 euros) en su punto máximo.
Los problemas llegaron con el entonces reportero del Wall Street Journal, John Carreyrou, que fue el encargado de publicar por primera vez la evidencia de que las máquinas de la compañía no podían hacer lo que Holmes les había dicho a los inversores. En 2016, salió a la luz una avalancha de pruebas adicionales de las deficiencias de la tecnología, pausando las operaciones del laboratorio por las investigaciones de las agencias federales y estatales, llegando finalmente al cierre de la compañía en 2018. Este caso demuestra que la industria tecnológica se caracteriza por su espíritu de moverse rápido y que en ciertas ocasiones, ese afán les lleva a cometer errores que pueden llegar a ser tan graves como los de Elizabeth Holmes.