Este año se ha aprobado en Reino Unido la Ley de Mercados Digitales, Competencia y Consumidores de 2024 (DMCC), que otorga a la Autoridad de Competencia y Mercados (CMA) mayores poderes en la supervisión de fusiones y adquisiciones. En concreto, esta ley introduce un nuevo umbral jurisdiccional que amplía significativamente la capacidad de la CMA para intervenir en transacciones que pueden afectar la competencia.
Una de las características más destacadas de la DMCC es el establecimiento de nuevos umbrales jurisdiccionales para la revisión de fusiones. Ahora, la CMA puede examinar cualquier fusión en la que al menos una de las partes tenga más del 33% de cuota de mercado en el Reino Unido.
Este cambio significa que incluso si una de las empresas implicadas en la transacción tiene una presencia relativamente pequeña en términos de cuota de mercado, la CMA tiene la autoridad para intervenir. Además, si una de las partes supera una facturación anual de 350 millones de libras (417 millones de euros) en el Reino Unido, esto activa la capacidad de la CMA para revisar la transacción, ampliando así el alcance de su supervisión a fusiones que previamente podían considerarse fuera de su alcance.
La CMA puede examinar cualquier fusión en la que al menos una de las partes tenga más del 33% de cuota de mercado
Además, la ley también pone un énfasis especial en las denominadas "adquisiciones asesinas". Este término se refiere a una estrategia en la que empresas consolidadas compran startups innovadoras que, aunque pueden no tener una participación significativa en el mercado en ese momento, tienen el potencial de desarrollar tecnologías o productos que podrían convertirse en competidores importantes en el futuro.
Estas adquisiciones son vistas como una manera de eliminar la competencia antes de que estas nuevas empresas tengan la oportunidad de crecer y desafiar a los gigantes establecidos en el sector. Es por ello, que ahora con la nueva ley, la CMA tiene ahora el poder de bloquear estas transacciones si se determina que eliminan la competencia emergente, independientemente de si la startup en cuestión tiene una cuota de mercado significativa en el momento de la adquisición.
La DMCC no solo amplía la jurisdicción de la CMA, sino que también establece un marco regulatorio más estricto para la evaluación de fusiones y adquisiciones. Las empresas que planeen fusionarse deberán presentar información más detallada y exhaustiva sobre cómo sus acuerdos podrían afectar el panorama competitivo a largo plazo. Esto incluye análisis sobre las implicaciones futuras de la transacción en el contexto de la competencia, lo que seguramente incrementará la carga administrativa para las empresas farmacéuticas.
A todo esto hay que sumarle que ahora las empresas proporcionar datos sobre cuotas de mercado, ingresos y otros factores que la CMA considerará al evaluar la transacción. Deberán realizar estudios de mercado y análisis de competencia, lo que podría dificultar la rapidez con la que se cierran los acuerdos.
Esto no termina aquí, con la ley la CMA también tiene la potestad de realizar revisiones de los acuerdos verticales (entre proveedores y distribuidores) y conglomerados (entre empresas que operan en diferentes sectores relacionados), aumentando la supervisión sobre transacciones que antes podían no haber sido evaluadas.
LAS REPERCUSIONES A NIVEL GLOBAL
La implementación de esta ley no se centran solo en Reino Unido, sino que a nivel europeo y global las compañías farmacéuticas deberán considerar cómo estas nuevas regulaciones afectarán sus estrategias de fusiones y adquisiciones en otros mercados. De esta manera, las compañías deberán tener en cuenta el posible escrutinio regulatorio de la CMA al realizar acuerdos en otros países. Esto puede influir en las decisiones sobre dónde y cómo hacer negocios, especialmente en un entorno global donde la competencia y la innovación son esenciales.
Además, con un enfoque más estricto en las fusiones y adquisiciones en el Reino Unido, es probable que haya una tendencia hacia una mayor coordinación entre las agencias reguladoras de diferentes países. Esto significa que las empresas podrían verse obligadas a presentar informes y análisis que cumplan con los requisitos de múltiples jurisdicciones, lo que aumentará la complejidad y el coste de las transacciones. La interdependencia de los mercados globales y la regulación hacen que las empresas deban estar preparadas para operar en un entorno normativo más intrincado y exigente.
Los cambios podrían impactar el ecosistema de startups, especialmente en sectores como el tecnológico y farmacéutico
Por último, los cambios en la regulación podrían impactar el ecosistema de startups, especialmente en sectores críticos como el tecnológico y farmacéutico. Si las grandes empresas se muestran reacias a adquirir pequeñas empresas debido al temor a un escrutinio regulatorio, esto podría limitar las salidas financieras para las empresas emergentes, afectando su capacidad para innovar y crecer.
De esta manera, debido a que la nueva regulación establece barreras para las adquisiciones eliminen la competencia, podría conducir a una disminución en el número de oportunidades de financiamiento disponibles para las startups, lo que, en última instancia, podría frenar la innovación en el sector farmacéutico.