La pandemia de la Covid-19 ha supuesto un antes y un después en cualquier sector de la sanidad, la necesidad del desarrollo de vacunas y su posterior suministro fue una tarea complicada, pero dejó un gran aprendizaje en la industria farmacéutica para afrontar futuros problemas. La Comisión Europea publicó hace unas semanas el informe “State of Health Preparedness Report” sobre los avances realizados desde el inicio de la pandemia junto con los próximos pasos para mejorar en la preparación de las contramedidas médicas.
Estos recogen el proceso completo de la cadena de valor, desde la evaluación, investigación y desarrollo, hasta la producción y la distribución del medicamento. Todo ello, fundamentado en estas cuatro medidas principales: la creación de HERA invest con un presupuesto de 100 millones de euros para apoyar proyectos innovadores y estratégicos; la inversión de 80 millones de euros en vacunas contra la Covid-19, con la idea de encontrar tecnologías prometedoras que puedan utilizarse también en otras enfermedades; la puesta en marcha de la Plataforma de inteligencia de contramedidas médicas, dirigida a la detección de amenazas para la salud a través de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial; y la más importante en la industria farmacéutica, la mejora de las cadenas de suministro resilientes y la capacidad de producción.
Revisar la legislación farmacéutica para mejorar la seguridad del suministro y abordar la escasez junto con el desarrollo de un marco de gestión a través de la nueva Plataforma de inteligencia de contramedidas médicas
En referencia a esta última, los años de pandemia han demostrado a la Unión Europea su dependencia de los suministros externos para la producción de tratamientos, vacunas y diagnósticos. La Comisión publicó en octubre de 2022 un documento con la idea de identificar medicamentos críticos, dependencias estratégicas, optimizar las vías regulatorias, promover la fabricación, mejorar las adquisiciones y la cooperación global con el objetivo de fortalecer las cadenas de suministro que se puedan mantener firmes ante futuras crisis. La Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) recopilará información sobre los lugares en los que se fabrican ingredientes farmacéuticos activos, medicamentos relevantes para situaciones de crisis y dispositivos médicos, con el fin de identificar riesgos en la cadena de suministro.
Hasta el momento, ya se han puesto en marcha ciertas medidas en torno a la cadena de producción, como un cuestionario para identificar vulnerabilidades y dependencias estratégicas mediante una nueva metodología, un grupo de trabajo en busca de la ampliación industrial de las vacunas Covid-19 y el Foro Conjunto de Cooperación Industrial que reúne a la Comisión, los Estados miembros y la industria para identificar, anticipar y asesorar.
Los próximo pasos que señalan en el informe “State of Health Preparedness Report” para el 2023 comienzan por revisar la legislación farmacéutica con el objetivo de mejorar la seguridad del suministro y abordar la escasez junto con el desarrollo de un marco de gestión a través de la nueva Plataforma de inteligencia de contramedidas médicas. Además, buscarán aumentar la resiliencia de las cadenas de suministro, desarrollar sistemas de compra dinámicos para garantizar la distribución equitativa y almacenar ciertas reservas.