El año 2022 de la industria farmacéutica ha estado marcado por la recuperación a la vuelta de la normalidad de múltiples empresas. En muchos casos con una tendencia positiva hacia un futuro prometedor por los buenos resultados obtenidos y otras que han caído hasta declararse en bancarrota.
Uno de los más llamativos ha sido el de la farmacéutica estadounidense Clovis Oncology, que en el pasado mes de noviembre comenzó a advertir de la posible bancarrota por no tener suficiente liquidez para mantener las operaciones. Una medida extraordinaria fundamentada en los malos resultados cosechados con el único medicamento aprobado de la compañía contra el cáncer, Rubraca. Un mes después, oficialmente comunicaron que habían tenido que recurrir a una línea de financiamiento de deudor en posesión (DIP) de hasta 75 millones de dólares (70.721.360 euros).
Una medida extraordinaria fundamentada en los malos resultados cosechados con el único medicamento aprobado de la compañía contra el cáncer, Rubraca
Esta técnica utilizada como posible solución, se basa en que la administración actual o la junta directiva permanezcan en posesión del negocio y aunque solo pueda mantener sus operaciones gracias a su préstamo, los dueños de la empresa todavía tienen el control. Además, acordaron la venta de los derechos de licencia de su candidato clínico en desarrollo FAP-2286 por un pago inicial de 50 millones de dólares (47.138.684 euros) y hasta 333,75 millones de dólares (31.465.070 euros) adicionales después de lograr cierto desarrollo. Además de recibir 297 millones de dólares (280.003.776 euros) al conseguir ciertos hitos de ventas.
2022 también ha sido el escenario de las consecuencias económicas de la crisis de los opioides y opiáceos en Estados Unidos. Esta hace referencia alaumento de drogadictos y muertes asociadas al uso excesivo de analgésicos como el caso fentanilo, medicamentos que pueden llegar a crear una gran dependencia y adicción. Esta terapia se utiliza para reducir el dolor tras haber sufrido una lesión grave o una cirugía, pero el peligro subyace en su uso indebido, ya que provoca efectos secundarios como somnolencia, niebla mental, náuseas, estreñimiento y respiración lenta, lo que puede conducir a muertes por sobredosis.
Los intensos conflictos con gobiernos estatales y locales que demandaron a la compañía por su supuesto papel en la crisis de opiáceos le llevaron a tener una deuda de más de 8.000 millones de dólares
Según los datos aportados por el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU, entre 1999 y 2019 casi 500.000 personas murieron a causa de una sobredosis relacionada con algún opioide, en la época de pandemia se vivió la cuarta ola de fallecimientos y el empeoramiento total del consumo.
Entre las más afectadas se encuentra la compañía farmacéutica Endo International, que hace cuatro meses se declaró en bancarrota tras llegar a un acuerdo de 6.000 millones de dólares (5.656.642.048 euros) con algunos de sus acreedores. Su camino hasta este punto estuvo influenciado por los intensos conflictos con gobiernos estatales y locales que demandaron a la compañía por su supuesto papel en la crisis de opiáceos que le llevaron a tener una deuda de más de8.000 millones de dólares (7.542.189.056 euros).
Otras compañías como Purdue Pharma y Mallinckrodt, también protagonistas en la crisis de opiáceos, se declararon en bancarrota antes que Endo debido a sus graves problemas financieros. Aunque estas tomaron la decisión porque ya tenían acuerdos establecidos.