El panorama farmacéutico europeo en la actualidad está claramente afectado por el Sistema de Patente Unitaria (SUP) y el Tribunal Unificado de Patentes (TUP), que entraron en vigor el pasado 1 de junio de 2023 con el objetivo de ofrecer a los inventores y a las empresas una forma más simplificada y eficiente de obtener y proteger sus patentes en un total de 17 países que participan en esta iniciativa. Un “cambio de paradigma en la protección de patentes y, en especial, las farmacéuticas por la alta litigiosidad que representan”, explica en una entrevista para Salud35 Juan Arias, socio director de ABG Intellectual Property y cofundador de ABG IP.
En el caso del SUP se trata de un sistema que permite obtener una patente única que tiene efecto en todos los países participantes, eliminando así la necesidad de solicitar patentes nacionales individuales en cada país y convirtiendo un proceso largo “en solo un trámite”. Entre los beneficios que ofrece el SUP, el experto señala un coste menor al reducir las tasas de solicitud y mantenimiento; la mayor claridad jurídica; y la facilidad a la hora de aplicarla.
Este cambio en las patentes europeas “está impulsando también que se cree un Certificado Complementario de Protección (CCP) europeo”
Por otro lado, el TUP es un tribunal especializado con sede en París que se encarga de resolver los habituales litigios relacionados con las patentes. Un organismo que tiene como objetivo ofrecer un sistema de justicia especializado, rápido y eficiente. Además de que la decisión final del tribunal se aplica en los 17 países.
El socio director de ABG Intellectual Property explica que este cambio en las patentes europeas “está impulsando también que se cree un Certificado Complementario de Protección (CCP) europeo”. En concreto, los CCP son un derecho de propiedad intelectual que extienden la exclusividad del mercado de un medicamento más allá de los 20 años de la patente original, con la intención de compensar el tiempo perdido por la realización de ensayos clínicos y la obtención de la autorización de comercialización. Hasta ahora una vez que expira la patente es necesario ir tramitando la extensión de protección en Europa país por país, “por lo que este cambio es un avance muy esperado por la industria farmacéutica para poder, de nuevo, unificar procesos”, señala el experto.
En este panorama de cambios, Juan Arias destaca que otra de las tendencias que ha observado es que las patentes farmacéuticas tradicionalmente han correspondido al área de la química, sin embargo, en los últimos años, han incrementado cada vez más en el apartado biotecnológico. Un hecho que demuestra que la redacción de una solicitud de patente debe ser llevada a cabo por especialistas con una amplia formación especializada y, en ocasiones, de forma conjunta entre varios agentes que cuenten con formación y experiencia en ámbitos muy concretos.
"Las empresas asumen un riesgo poniendo sus invenciones en manos externas y trabajar con los mejores especialistas en su área es la mayor garantía de éxito a su alcance”
“La industria farmacéutica busca, cada vez más, que las firmas de propiedad industrial con las que trabajan cuenten con un equipo multidisciplinar altamente cualificado y que esté en constante formación. Las empresas asumen un riesgo poniendo sus invenciones en manos externas y trabajar con los mejores especialistas en su área es la mayor garantía de éxito a su alcance”, señala Arias.
Ante una regulación compleja y que va cambiando cada cierto tiempo, es necesaria una actualización constante y una amplia experiencia para diseñar una estrategia a la hora de proteger las innovaciones a través de las patentes. El experto señala que a nivel interno es muy recomendable que las organizaciones innovadoras establezcan políticas internas y protocolos claros con los que se pueda detectar de forma temprana si las investigaciones que se están desarrollado resultan en materia protegible. Posteriormente, indica que será importante también evaluar el alcance de la invención y decidir si se opta por una protección mediante secreto industrial hasta contar con suficiente evidencia científica para solicitar una patente o si, por el contrario, se hace público para evitar que un tercero pueda impedirnos usar una nueva tecnología.