Alere ha optado por sacar la chequera y pagar 33,2 millones de dólares (26,7 millones de euros) para resolver las quejas por vender dispositivos de pruebas diagnósticas poco fiables antes de ser adquiridos por la compañía Abbott Laoratories el pasado año.
Según ha informado Reuters, al parecer, entre los años 2006 y 2012, Alere vendío a los hospitales sus dispositivos de la marca triage que pagaron los programas de salud del gobierno, pese a recibir reclamaciones de los clientes sobre los resultados erróneos que produjeron los dispositivos.
Abbott dijo que Alere había acordado resolver el caso antes de que ésta adquiriera los dispositivos
En su momento, Alere negó las acusaciones. Por su parte, Abbott dijo que Alere había acordado resolver el caso antes de que ésta adquiriera los dispositivos. La compañía anunció que había completado la adquisición de los dispositivos de Alere el pasado mes de octubre.
Según la justicia estadounidense, los médicos que trabajan en urgencias confían con frecuencia en los dispositivos triage para diagnosticar rápidamente afecciones graves, como síndromes coronarios agudos, insuficiencia cardíaca, así como sobredosis de drogas.
No obstante, Alere vendió dispositivos cuyas especificaciones diferían materialmente de lo que representaba el etiquetado del producto, lo que ocasionó que algunos de ellos tuvieran menos precisión de la indicada.
Pese a las quejas, la compañía no tomó medidas hasta que la Administración de Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) llevó a cabo las inspecciones en 2012, lo que provocó la retirada de los productos.