El próximo miércoles, el Parlamento se prepara para votar un acuerdo provisional que podría tener un impacto significativo en la industria farmacéutica. Este acuerdo, alcanzado con los Estados miembros, tiene como objetivo principal mitigar el impacto negativo que estas empresas pueden tener tanto en las personas como en el medio ambiente.
Según la nueva Directiva propuesta, todas las empresas, incluidas las del sector sanitario y farmacéutico, deberán tomar medidas concretas para mitigar los efectos perjudiciales en toda la cadena de suministro que su actividad pueda tener en aspectos como el trabajo infantil, la esclavitud, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, entre otros.
Los Estados miembro designaran una autoridad supervisora encargada de investigar y sancionar el comportamiento de estas empresas
Una de las medidas más destacadas de esta Directiva es que se aplicará tanto a las empresas de la Unión Europea como a aquellas de otros países que cumplan con ciertos criterios, se les exigirá que desarrollen un plan de transición para asegurar que su modelo de negocio sea compatible con el límite de calentamiento global de 1,5°C establecido en el Acuerdo de París. Concretamente afectará a aquellas compañías que tengan más de 1.000 empleados y un volumen de negocios superior a los 450 millones de euros.
Además, los Estados miembros tendrán la responsabilidad de designar una autoridad supervisora encargada de investigar y sancionar el comportamiento de estas empresas en caso de incumplimiento. Las multas por no cumplir con estas regulaciones podrían alcanzar hasta el 5% de su volumen de negocios mundial neto. Además, las empresas serán responsables de los daños causados y deberán indemnizar a las víctimas afectadas por su actividad.
LA SOSTENIBILIDAD EN LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA
En los últimos años la industria farmacéutica ha reafirmado una y otra vez su compromiso con el cambio climático y la sostenibilidad. Aunque muchas ya tenían planes relacionados, día a día continúan para descarbonizar y reducir emisiones.
Uno de los vértices donde se está trabajando es en reducir el impacto ambiental de la cadena de suministro, desde la obtención de materias primas hasta la distribución de productos farmacéuticos. El transporte, especialmente en cadena de frío, es una preocupación, pero se están explorando alternativas más sostenibles, como embalajes mejorados y vehículos más eficientes.
El uso de combustibles ecológicos y la optimización de la eficiencia energética son estrategias clave. Se busca reducir tanto emisiones directas como indirectas, como la adquisición de energía limpia.
Por último, el mayor reto es la gestión de emisiones de alcance 3, que abarcan todas aquellas a lo largo de la cadena de suministro, y que se aborda mediante la colaboración con socios y proveedores para implementar prácticas más sostenibles, como la economía circular y la optimización logística.