Estados Unidos enfrenta una crisis de escasez de leche de fórmula para bebés sin precedentes. La preocupación ante el gran desabastecimiento está aumentando y comienza a tener graves consecuencias.
Todo comenzó el pasado mes de febrero cuando Abbott Laboratories, uno de los mayores productores de fórmula infantil, echó el cierre a su mayor planta de producción en Sturgis (Michigan) y retiró del mercado varios lotes de sus productos después de que una investigación federal determinara que cuatro bebés que habían consumido su fórmula habían desarrollado infecciones bacterianas. Dos de ellos fallecieron.
La investigación reveló la presencia de cronobacter, una bacteria potencialmente mortal que puede causar una infección peligrosa de la sangre (septicemia) o provocar la inflamación del revestimiento que cubre el cerebro y la médula espinal (meningitis), tanto en las líneas de producción como en sus proximidades.
El cierre de la planta agravó los problemas ya existentes en la línea de suministros que surgieron a raíz de la pandemia del coronavirus.
Ante esta gran crisis nacional, el presidente de la compañía, Robert Ford, se ha excusado en una carta abierta publicada por el Washington Post: “Lo sentimos pero los últimos meses nos han angustiado tanto como a usted”.
Abbott también fabrica la leche en polvo infantil subvencionada por los programas de ayuda del Gobierno y los productos de alimentación diferenciada para bebés con intolerancias o patologías
Con estas palabras Ford ha intentado disculparse pero lo cierto es que el cierre de su planta y el gran desabastecimiento ha desatado el pánico entre las familias estadounidenses y ha hecho saltar todas las alarmas. Estanterías vacías o, en su defecto, con los precios multiplicados al alza muestran la realidad que atraviesan la mayoría de los establecimientos. Muchos padres desesperados han recurrido a la compra por internet, pagando cifras desorbitadas.
Entretanto, la administración del presidente Joe Biden está tratando de aliviar la escasez importando suministros de emergencia desde Europa.
En los últimos días, Biden autorizó al Departamento de Defensa a usar los contratos que tiene con aerolíneas comerciales para importar la leche en polvo desde cualquier lugar del mundo en lo que la Casa Blanca bautizó como ‘Operation Fly Formul’ (Operación para llevar en avión la leche de bebés). Además, invocó una ley que data de la Guerra Fría para acelerar la producción de ese alimento lácteo en Estados Unidos.
A principios de semana, el alcalde de Nueva York, Eric Adams, declaró el estado de emergencia para frenar la subida de los precios de la leche en polvo para bebés.
“Esta orden ejecutiva de emergencia nos ayudará a tomar medidas enérgicas contra cualquier minorista que busque capitalizar esta crisis subiendo los precios de este bien esencial. Nuestro mensaje para las madres y las familias que luchan es simple: nuestra ciudad hará todo lo que esté a su alcance para ayudar durante este período desafiante”, dijo en un comunicado recogido por Europa Press el demócrata.
INVESTIGACIÓN DE LA COMISIÓN FEDERAL DE COMERCIO
Por su lado, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés) también ha iniciado una investigación. En un comunicado, la presidenta de la FTC, Lina Khan, explicó que "la investigación identificará los factores que contribuyeron a la escasez". Además, añadió que también examinarán las fusiones y adquisiciones en el mercado de las fórmulas para bebés "para comprender mejor la concentración actual y cómo llegó a producirse”.
La respuesta de la FDA ante las quejas sobre la contaminación de la leche también está en tela de juicio.
El miércoles, los legisladores estadounidenses interrogaron a los funcionarios de la agencia. “Hay dudas sobre el cronograma de la investigación y la respuesta de la FDA", señaló Diana DeGette, presidenta del Subcomité de Supervisión e Investigaciones de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, citando "un lapso de cuatro meses antes de regresar a inspeccionar las instalaciones de Sturgis”.
NUEVAS RETIRADAS
Sin embargo, la grave situación no ha frenado las retiradas del mercado de nuevos lotes de las fórmulas para bebés de la compañía. A principios de esta semana, su unidad india anunció la retirada de nuevos lotes de las marcas Alimentum y EleCare fabricados también en su planta de Michigan.
Junto con Abbott, que copa prácticamente un 40% de la producción total, la mitad de la cual se producía en Michigan, el mercado de las fórmulas para bebés en el país también está en manos de Gerber (Nestlé) y Reckitt, compañía que ha estado bajo el punto de mira de la justicia estadounidense en numerosas ocasiones por su papel en la crisis de opiáceos.
Abbott también fabrica la leche en polvo infantil subvencionada por los programas de ayuda del Gobierno y los productos de alimentación diferenciada para bebés con intolerancias o patologías.