La innovación en la industria farmacéutica suele asociarse al descubrimiento de tratamientos, sin embargo, existe un área que cuenta con un gran potencial para nada explorado. Este es el caso de la reutilización de medicamentos, un proceso que se basa en encontrar nuevos usos terapéuticos para fármacos ya conocidos que están fuera del ámbito de protección de patentes. Pudiendo brindar así, esperanzas para los pacientes con opciones de tratamiento limitadas o nulas.
En este sentido, entre los días 6 y 7 de marzo se ha llevado a cabo la primera conferencia internacional sobre reutilización de medicamentos, coorganizada por REMEDi4ALL, Beacon y MeRIT. Jornadas en las que portavoces de las principales comunidades investigadoras y de pacientes, reguladores y representantes de la industria farmacéutica se han reunido para promover la reutilización de fármacos innovadores. Una muestra de que, a pesar de no haber recibido una gran atención del sector, está cambiando el panorama.
La Efpia ha redactado un informe en el que recogen los distintos puntos en los que creen que se debe hacer especial hincapié para conseguir dar un salto aún mayor en la reutilización de medicamentos
En esta misma línea, desde la Federación Europea de Asociaciones de las Industrias Farmacéuticas (Efpia), han redactado un informe en el que recogen los distintos puntos en los que creen que se debe hacer especial hincapié para conseguir dar un salto aún mayor en la reutilización de medicamentos. En primer lugar, la terminología, ya que no existe una definición común, pero, desde Efpia la califican como la inclusión en la etiqueta nuevos usos terapéuticos para medicamentos ya conocidos. Un proceso que puede llevarse a cabo por los descubrimientos de un tercero, es decir, un académico o una organización sin ánimo de lucro, que genera evidencia de grado regulatorio para este nuevo uso potencial.
Aunque en esta definición se excluyen nuevos usos para medicamentos en desarrollo, y los recientemente aprobados cuyas actividades aún están siendo llevadas a cabo por la empresa original, ya que actualmente forman parte de las actividades del ciclo de vida normal de un producto y ya están contemplados en el marco regulatorio farmacéutico en forma de desarrollo de nuevas rutas de formulación.
Continuando con los puntos a tratar que señalan desde la Efpia se encuentra la reutilización de medicamentos en tiempos de crisis. La terrible pandemia de Covid-19 mostró el poder de este proceso, a pesar de que sólo una fracción de los tratamientos resultó eficaz, los esfuerzos demostraron la velocidad a la que la reutilización explora opciones de tratamiento en territorios inexplorados. Todo ello, de la mano siempre de tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (ML), junto con las plataformas de intercambio de datos, que mejoran la eficiencia.
La segunda vida de fármacos lanza un rayo de esperanza brindando soluciones para afecciones con opciones de tratamiento limitadas, aunque no hay que olvidar la importancia del descubrimiento de fármacos innovadores
Por último, la federación propone una serie de principios para guiar las políticas y legislaciones que garantizarán la seguridad y eficacia de los medicamentos reutilizados. Entre ellos se encuentra que los fármacos reutilizados cumplan los mismos estándares que cualquier otro tipo de medicamentos; que los titulares de la autorización de comercialización cuenten con experiencia; que los incentivos se equilibren con los intereses del sistema de salud, para fomentar la innovación; y que el nuevo marco se centre en enfermedades con opciones de tratamiento limitadas o de alta morbilidad/mortalidad.
Precisamente en este equilibrio entre innovación y reutilización de medicamentos se encuentra el quid de la cuestión. La segunda vida de fármacos lanza un rayo de esperanza brindando soluciones para afecciones con opciones de tratamiento limitadas, aunque no hay que olvidar la importancia del descubrimiento de fármacos innovadores.
En esta misma línea, desde la federación dejan claro que su objetivo siempre pasa por “mejorar el acceso a los medicamentos para los pacientes europeos”, aunque para ello, es necesario garantizar el cumplimiento de estrictos estándares científicos y regulatorios, y evitar que la reutilización se convierta en un mero “sustituto económico” del desarrollo de nuevos tratamientos.