La reorganización de la deuda, también conocida como reestructuración, implica la modificación de los términos de uno o varios préstamos con el objetivo de hacerlos más manejables para el deudor. Un proceso complejo que puede realizarse de diferentes maneras, a través de la extensión del plazo de pago, la reducción de interés, o la combinación de varias dudas en un solo préstamos.
En el caso de Grifols, la reestructuración de deuda que están llevando a cabo se enmarca dentro de la refinanciación de deuda y la venta de activos. Para tratar de comprender cómo es el funcionamiento de esta operación y las posibles consecuencias negativas y positivas que puede tener en la empresa, desde Salud35 entrevistamos al profesor de la Universidad del País Vasco (UPV) y miembro del grupo de investigación (GPAC), Andrés Araujo.
¿Qué es la reorganización de deuda y cuándo se utiliza?
La reorganización de la deuda o reestructuración de la deuda consiste en un cambio en las condiciones pactadas con los prestamistas o incluso, en casos más extremos, en los que la empresa tiene problemas de impago, cambios en su montante mediante quitas.
Se utiliza cuando la estructura de la deuda de la empresa no es adecuada. Por ejemplo, conlleva un servicio de la deuda demasiado elevado (intereses más cuota de devolución del préstamo) con relación al EBITDA, la proporción de deuda con vencimiento a corto plazo es demasiado elevada; los tipos de interés a los que se tomó la deuda podrían mejorarse. En general, cuando cambiando la composición de la deuda, podría mejorarse la solvencia, la liquidez o la rentabilidad financiera de la empresa
¿Cuáles son las diferentes situaciones o modalidades de reestructuración?
Una de las situaciones típicas es cuando la empresa pasa por problemas económicos, como puede ser la caída fuerte de las ventas por un acontecimiento sistémico (que afecta a todas las empresas). Esos problemas conllevan una caída del EBITDA (una medida del beneficio bruto de explotación) que pone en dificultades hacer frente al pago de los intereses y las cuotas de amortización (devolución de la deuda). En tales casos, la empresa mejora sus condiciones de liquidez y solvencia si consigue alargar el vencimiento medio de la deuda.
Una de las situaciones típicas es cuando la empresa pasa por problemas económicos, como puede ser la caída fuerte de las ventas por un acontecimiento sistémico
A la empresa también le puede convenir reestructurar su deuda, cuando aún no pasando por dificultades financieras observa que las condiciones en las que fue tomada podrían ser mejoradas. Lo más habitual es cuando se ha tomado a tipos de interés muy altos respecto a los actuales.
En términos generales, la reestructuración de deuda puede materializarse de las siguientes maneras: alargar el vencimiento de la deuda; renegociar bajadas en tipos de interés; cambiar de una estructura de pagos variable a otra fija con el fin de mejorar la previsibilidad de pagos; reunificar deudas; y solicitar quitas de deuda en los casos de extrema dificultad financiera.
¿Cuáles son los beneficios y riesgos de la reorganización de la deuda?
Los beneficios principales serían tener un esquema de pagos por intereses y devoluciones de deuda más adecuados a la marcha del negocio, que no comprometan los planes de expansión de la empresa.
Los costes que ello podría implicar podrían ser tipos de interés más elevados; un impacto negativo en la calificación crediticia; la reestructuración se podría considerar como una señal de dificultades financieras; y las comisiones y cargos. En general, es importante evaluar cuidadosamente los pros y los contras antes de optar por la reestructuración de la deuda.
¿Qué factores deben considerarse al decidir si la reorganización de deuda es la mejor opción?
A mi juicio, el riesgo reputacional es el factor más importante. Si la empresa está considerando reestructurar su deuda tiene que hacerlo pensando en que ello le llevará a una situación de mejor equilibrio financiero tanto en el ámbito de la solvencia como de la liquidez.
A mi juicio, el riesgo reputacional es el factor más importante
Por el lado de la solvencia, en una mejor relación en la proporción de fondos procedentes de recursos propios (capital social y reservas) y deuda; una relación que la lleve a un riesgo financiero asumible, con el que se sienta cómoda y que los mercados acepten; una relación que minimice en lo posible el coste medio ponderado del capital. Y por el lado de la liquidez, que mantenga una estructura de vencimientos adecuada, con un reparto coherente entre deuda con vencimiento a corto y a largo plazo.
En definitiva, si se decanta por reestructurar su deuda debe asegurarse de que el resultado final será una estructura de pagos asumible, previsible y acorde con la marcha esperada del negocio. Es decir, la debe llevar a tener una planificación financiera más equilibrada.