Grifols se encuentra en una encrucijada para refinanciar la deuda de más de 10.000 millones de euros que ha de pagar en los próximos años, en unos plazos que empiezan a vencer este mismo año. De forma urgente, la compañía catalana ha de compensar los 929 millones de euros que vencen en 2024, y otros 2.241 millones de euros en 2025, lo que supone un 31% de la deuda financiera neta total.
Esta consecución de movimientos por parte de Grifols llega tras la investigación abierta por la CNMV, que pidió “más claridad” en la presentación de las cuentas, provocando que Grifols reconociese finalmente un ratio de endeudamiento superior, de 8,4 veces el beneficio bruto de explotación, 1.111 millones de euros superior al comunicado anteriormente.
Precisamente este fue uno de los puntos que señalaban desde Gotham en su informe, en el que aseguraban que la compañía catalana había ocultado sus niveles de deuda a través de las sociedades vinculadas como Scranton, alterando así el EBITDA para reducir el apalancamiento. En el informe ‘Cómo un anticipo se convierte en un préstamo Parte I’, publicado en el mes pasado, el fondo bajista explica que Grifols había prestado una cantidad de dinero a esta sociedad que nunca sería devuelta, es decir, “un préstamo falso” que tiene como objetivo distribuir un dinero sin tener que acudir a dividendos y venta de acciones.
Actualmente Grifols está en conversaciones con grandes inversores para hacer una emisión de venta privada de deuda por un valor de 1.000 millones de euros, que no cotizarán en bolsa, como recoge 'Cinco Días'.
Los precios de los bonos que forman parte de la deuda provocan que la firma catalana tenga que pagar más intereses sobre su nueva deuda
Aunque todavía se desconocen los detalles de esta nueva emisión, las partes implicadas trabajan en un esquema de vencimientos con varios tramos. Además, negocian el costo de cada uno de estos con los inversores, al margen de la CNMV, para comprar cada tramo de la deuda. Aquí surge uno de los mayores problemas para Grifols.
La deuda que están reemplazando se emitió en un momento en el que los tipos de interés se encontraban casi a cero. Sin embargo, ahora, los precios de los bonos que forman parte de la deuda cuentan con un interés que provocará que la firma catalana pague más por su pasivo. En este sentido, Grifols no está generando el efectivo que necesita y, además, es probable que las nuevas emisiones tengan un mayor coste de financiación.
Como resultado, la emisión de deuda así como la venta de Shangái Raas que han llevado a cabo para reducir la deuda no terminan de convencer al mercado. Muestra clara de ello es la constante caída en bolsa de un 30% en el primer trimestre de este año de la compañía.