La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, ha advertido esta semana que el "riesgo real" de que se produzca una recesión mundial se ha incrementado, dado que el planeta ha entrado en un periodo de “fragilidad y volatilidad”.
"Hemos calculado que alrededor de un tercio de la economía mundial tendría al menos dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo este año o el próximo año, y que la cantidad total que se perdería por la desaceleración de la economía mundial será, entre el momento actual y 2026, de cuatro billones de dólares", ha expresado la máxima responsable.
Las declaraciones de Georgieva han surgido en un encuentro en el que ha estado acompañada de su homólogo del Banco Mundial (BM), David Malpass, dando comienzo a las Reuniones Anuales entre ambas instituciones y que tiene lugar en Washington (Estados Unidos), donde los líderes económicos analizan la coyuntura actual y las perspectivas de futuro.
En el caso de España, la institución ha rebajado este martes a casi la mitad la previsión de aumento de la actividad para el próximo año del Gobierno, pasando del el 2,1% defendido por la vicepresidenta Nadia Calviño hasta el 1,2%.
La invasión rusa a los territorios de Ucrania ha afectado, de forma notable, a las exportaciones de diversos materiales y a la volatilidad de las divisas internacionales
La duda que surge es conocer si esta situación afectará a la industria farmacéutica y , de ser así, en qué grado. Lo cierto es que el sector ha tenido que hacer frente a la pandemia de la COVID-19 con un incremento exponencial de sus esfuerzos. No en vano, la fabricación de vacunas, tratamientos o tecnología frente al SARS-CoV-2 han sido uno de los motores económicos de los últimos dos años y medio.
Superada la parte aguda de la crisis sanitaria, la situación geopolítica ha golpeado a todos los mercados sin excepción. La invasión rusa a los territorios de Ucrania ha afectado, de forma notable, a las exportaciones de diversos materiales y a la volatilidad de las divisas internacionales.
Es preciso recordar que el dólar ha sufrido un crecimiento significativo en las últimas semanas, resultado de las inversiones que están llegando a Estados Unidos. Sin embargo, el euro y la libra esterlina han experimentado caídas sustanciales, algo que preocupa de forma significativa a los mercados europeos.
En concreto, el euro ha bajado un 0,8% y ha registrado su menor valor desde 2022, toda vez que la libra ha llegado a caer más del 3%, tocando su valor más bajo de los últimos 37 años. Todo ello en un contexto en el que el dólar experimenta su mayor alza desde la década de 1980.
Los expertos apuntan a que habrá que observar cómo reaccionan los mercados frente las diversas acciones políticas, militares y económicas de los gobiernos
En este escenario se abre una oportunidad de oro para las farmacéuticas europeas que tienen opciones de negocio abiertas en el país que preside Joe Biden. De hecho, algunas compañías ya han anunciado que esperan un aumento de los ingresos durante el tercer trimestre, con incrementos de los precios por acción.
No obstante, las empresas de América del Norte verán cómo sus ingresos se verán afectados cuando sus ventas en el extranjero se conviertan, de nuevo, en dólares. De forma habitual, la debilidad de una moneda ayuda al sector exportador. A pesar de ello, los déficits en las cadenas de suministro y la guerra en Ucrania hacen que esta tendencia sea poco probable.
Los expertos apuntan a que habrá que observar cómo reaccionan los mercados frente las diversas acciones políticas, militares y económicas de los gobiernos. Dos son los escenarios más probables: las llamadas a la prudencia o la escalada bélica.