La financiación de medicamentos en España es un proceso complejo que involucra múltiples etapas y agentes del sistema sanitario. Este proceso es crucial para garantizar que los pacientes tengan acceso a tratamientos efectivos y asequibles. Sin embargo, este procedimiento no está exento de retos y oportunidades de mejora que deben abordarse ya no solo en nuestro país sino en toda la Unión Europea.
En el artículo 92 del Real Decreto Legislativo 1/2015 se establece que la inclusión de medicamentos en la financiación del Sistema Nacional de Salud (SNS) se posibilita mediante la financiación selectiva y no indiscriminada. Este proceso se basa en criterios objetivos y públicamente definidos como la gravedad, duración y secuelas de las enfermedades para las cuales el medicamento está indicado, así como las necesidades específicas de ciertos grupos de pacientes. También se evalúa el valor terapéutico y social del medicamento, así como su beneficio clínico incremental en relación con su coste-efectividad.
Además, se analiza la racionalización del gasto público destinado a la prestación farmacéutica y el impacto presupuestario que podría tener la financiación del medicamento en el Sistema Nacional de Salud y se toma en cuenta la existencia de medicamentos similares o alternativas terapéuticas a menor precio, así como el grado de innovación que presenta el medicamento en cuestión. Estos criterios son fundamentales para asegurar una gestión eficiente y equitativa de los recursos destinados a la salud pública y garantizar el acceso adecuado a los tratamientos farmacológicos necesarios.
El primer paso para que un medicamento esté disponible en el SNS es obtener la autorización de comercialización. En España, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) es la entidad encargada de evaluar y autorizar los medicamentos a través del procedimiento nacional. Además, existe el procedimiento centralizado de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que permite la autorización de comercialización en toda la Unión Europea, y los procedimientos descentralizado y de reconocimiento mutuo para la evaluación en varios países miembros.
Uno de los principales es la necesidad de equilibrar el acceso a medicamentos innovadores con la sostenibilidad financiera del SNS
Una vez autorizado un fármaco, este debe ser incluido en la prestación farmacéutica del SNS para su financiación con fondos públicos. Este paso es esencial para que los medicamentos sean accesibles para los pacientes sin incurrir en un coste prohibitivo.
Sin embargo, el proceso también enfrenta retos significativos. Uno de los principales es la necesidad de equilibrar el acceso a medicamentos innovadores con la sostenibilidad financiera del SNS. Otro reto es la variabilidad en el acceso a los medicamentos entre las diferentes comunidades autónomas, lo que puede llevar a desigualdades en la atención sanitaria. Además, la rapidez del avance científico y la llegada de nuevos tratamientos exigen una actualización constante de los procesos de evaluación y financiación.
La realidad es que, tanto en España como en el contexto europeo, no se han implementado medidas estratégicas específicas para mejorar la transparencia en cómo se fijan los precios y se financia la inclusión de medicamentos en los sistemas de salud. Sin embargo, se espera que este panorama pueda cambiar próximamente debido a reformas legislativas pendientes en España.
Estas reformas incluyen cambios en la ley de Garantías, el Real Decreto que regula la evaluación de tecnologías sanitarias, y otro Real Decreto relacionado con el precio y financiación de productos sanitarios para pacientes no hospitalizados dentro del SNS. Estos cambios podrían introducir nuevas normativas y procedimientos destinados a aumentar la transparencia en cómo se determinan los precios de los medicamentos y se decide su financiación.
Los desafíos que enfrentan los sistemas de salud, especialmente en lo que respecta a medicamentos de alto costo, son universales y varían según la capacidad económica y de recursos de cada país. Algunos de estos desafíos incluyen el aumento constante en el costo de medicamentos innovadores, la necesidad de evaluar adecuadamente su eficacia y su costo-efectividad, así como la presión para garantizar que todos los pacientes tengan acceso equitativo a tratamientos avanzados sin comprometer la sostenibilidad financiera de los sistemas de salud.