La compañía de hemoderivados, Grifols, ha contabilizado uno de los peores semestres del panorama nacional. Solo 9 días después de haber empezado el año 2024 el sector presenció cómo los analistas del inversor bajista Gotham City acusaban a la farmacéutica catalana de manipular la deuda y el resultado operativo (Ebitda) para reducir su apalancamiento, que según Grifols es de seis veces el Ebitda, mientras que Gotham comentaba que se situaba entre 10 y 13 veces.
Este sería solo el inicio de la montaña rusa que ha vivido Grifols durante estos seis meses. En febrero, anunciaron el nombramiento de Nacho Abia como consejero delegado y director ejecutivo (CEO) de la compañía, y, con ello, el abandono en los cargos directivos de la familia Grifols, en concreto, Raimon Grifols y Víctor Grifols Deu.
En un momento en el que parecía que la compañía no podía tener un peor rendimiento, publicaron sus resultados del 2023 sin ser auditados por KPMG, un movimiento que acarrearía nada más y nada menos que un descenso del 34,99% en su valor en bolsa y cerrando los dos primeros meses del 2024 con un -59,47%.
Grifols ha contabilizado uno de los peores semestres del panorama nacional, que tan solo 9 días de haber empezado el año 2024 vio como los analistas de Gotham City acusaban a la farmacéutica catalana de manipular la deuda y el resultado operativo
Posteriormente, ya en marzo, Gotham City volvió a la carga con la publicación de un nuevo informe “Cómoun anticipo se convierte en un préstamo Parte I” en el que acusaba a Grifols de evitar ciertas preguntas sobre su relación con Scranton. En él, planteaban un caso práctico para demostrar que la farmacéutica catalana está prestando fondos a una entidad propiedad de Scranton y obteniendo menos intereses, lo que se traduce en un engaño claro a los accionistas. En este momento entró en juego la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La CNMV informó, tras semanas de investigación, que habían encontrado "deficiencias relevantes" en las cuentas de Grifols, concretamente en el detalle y exactitud de los desgloses y notas explicativas que soportan las cifras, provocando una nueva caída del 8%. El organismo supervisor señaló a la información financiera en algunos ejercicios del periodo analizado y en la presentación de las medidas alternativas del rendimiento, en particular el Ebitda y la ratio deuda/Ebitda, precisamente los puntos que resaltaban desde Gotham City en su primer informe y que se descubrieron que finalmente había 1.111 millones de euros más de deuda.
Este es uno de los puntos más conflictivos para Grifols, ya que además de haber mentido se trata de una deuda muy grande. Por ello, durante el semestre, Grifols decidió tomar medidas como la venta de una gran parte de su participación en Shangai RAAS o la refinanciación de 390 millones de euros de deuda con el fondo oportunista Oaktree tras recibir la negativa por parte de la banca. Movimientos que según los expertos pueden afectar a la credibilidad de la compañía y a la confianza de los inversores sobre ella.
Informes que le acusan de prácticas ilegales, cambios en el organigrama, mentiras sobre la deuda y refinanciaciones de deuda que afectan al prestigio de la empresa parecían suficiente para este primer semestre, sin embargo, no fue así. A principios de julio surgió la noticia de que la familia Grifols y el fondo canadiense Brookfield tenían la intención de llevar a cabo una oferta pública de adquisición (OPA) por la totalidad del capital social de la compañía de hemoderivados.
En el caso de un cambio en el control de la empresa, tal y como pretenden con la OPA, la banca acreedora podría ejecutar su deuda y exigir el pago inmediato de los créditos y préstamos otorgados a Grifols
Para que esta operación conocida como public to private funcionara deberían recibir el apoyo de, al menos, el 75% del accionariado. Lo que se traduce en un 45%, ya que la familia fundadora ya dispone de un 30% actualmente. Sin embargo, surge un gran obstáculo, la deuda que mantiene la compañía alemana con la banca acreedora.
En el caso de un cambio en el control de la empresa, tal y como pretenden con la OPA, la banca acreedora podría ejecutar su deuda y exigir el pago inmediato de los créditos y préstamos otorgados a Grifols. Un movimiento que podría generar una complicada situación financiera para la empresa, que a día de hoy, cuenta con una deuda cercana a los 10.000 millones de euros, que unido a los 7.000 millones en los que podría valorarse el capital del grupo en la OPA, conllevarían la transacción a los 17.000 millones, incluso por encima de la conocida oferta de BBVA por Sabadell. A día de hoy, todavía no se conoce la decisión final y hay cierta incertidumbre en torno al acceso de la información, el precio de la transacción o el papel de los inversores en toda esta situación.