La compañía farmacéutica Moderna ha sufrido un nuevo golpe. El pasado viernes, los analistas de Wall Street afirmaron que su vacuna experimental para tratar el virus respiratorio sincitial (VRS) había perdido su eficacia. Según los resultados la eficacia ha pasado de un 84% en los 3,3 primeros meses a un 63% a los 8,6 meses.
Tras estos resultados, los expertos afirmaron que a largo plazo la vacuna de Moderna podría perder su efecto de manera más pronunciada. Esto le deja por debajo de las inyecciones de otras empresas del sector como GSK, ofreciéndole a estas una ventaja competitiva. En contraposición, la eficacia de la vacuna de GSK, cayó a los 14 meses desde el 83% al 77%, según ha informado fuentes de la industria a Reuters.
Como consecuencia, las acciones de Moderna han caído en los últimos días. El pasado viernes estuvieron a 89 dólares tras cerrar con una caída del 5,7% el jueves. El viernes las acciones cayeron hasta un 7%.
"A falta de ensayos clínicos comparativos, no se pueden sacar conclusiones comparativas"
En un comunicado, Moderna ha advertido sobre comparar su vacuna, argumentando que los ensayos de las inyecciones rivales emplearon definiciones de caso diferentes para la enfermedad del Virus Respiratorio Sincitial. “A falta de ensayos clínicos comparativos, no se pueden sacar conclusiones comparativas sobre la seguridad y eficacia del ARNm-1345 en relación con otras vacunas contra el VRS", ha argumentado la compañía.
Por otro lado, Tyler Van Buren, analista de la correduría TD Cowen, declaró en una nota que esta situación ha generado preocupación en el sector sobre el perfil competitivo de la vacuna de Moderna.