Tan solo tres días han pasado entre una agresión y otra. Los episodios de violencia a sanitarios han colmado la primera semana de octubre en la sanidad pública castellanomanchega y en la balear. El último de ellos ocurrió el pasado domingo en el municipio de Sant Antoni (Ibiza) donde un paciente que, según la información publicada en la Ser, se encontraba en estado de agitación y pánico agredió a un sanitario del 061 rompiéndole una costilla.
A las 05.45 horas de la madrugada el Servicio de Emergencias del 061 recibió la alerta de asistencia sanitaria a un joven 19 años que se encontraba bajo los efectos de sustancias estupefacientes.
Cuando los agentes policiales redujeron al joven para que pudiera ser atendido, este asestó un golpe a uno de los técnicos del 061 provocándole la rotura de una costilla
A su llegada se encontraron al joven subido a un coche aparcado. Su negativa a bajar hizo que tuvieren personarse en el lugar efectivos de la Guardia Civil y la Policía Local de la Villa de Portmany, que lo redujeron para que pudiera ser atendido. En ese preciso momento, el joven agredió con un fuerte golpe a un técnico del 061 fracturándole la costilla.
El paciente fue trasladado al Hospital Can Misses y el Ib-Salut activó el protocolo para estos casos, ofreciendo asistencia sanitaria y apoyo jurídico y psicológico al profesional agredido. La consejería de Salud, el Ib-Salut y la Gerencia del 061 han manifestado su repulsa a esta y cualquier otra agresión verbal o física del sistema sanitario.
CINCO FAMILIARES CONTRA UN MÉDICO
El suceso tuvo lugar sobre las 00.00 horas del 4 de octubre. Cinco personas, familiares de una menor que había sido atendida en el centro de salud de Santa Olalla en la madrugada del pasado viernes, irrumpieron en la consulta del facultativo que en ese momento estaba de guardia profiriendo insultos y amenazas, tal y como apunta el Colegio de Médicos de Toledo.
Entre el alborto generado, estos individuos exigían explicaciones y golpearon al médico de guardia. Pero, según el órgano colegiado, también la médico residente como la enfermera del turno se enfrentaron a insultos y zarandeos por parte de estas personas. Los hechos están siendo investigados.
El Colegio de Médicos de Toledo ha mostrado “toda la solidaridad del colectivo médico de la provincia” y ha condenado este tipo de hechos que constituyen una "auténtica lacra" que empaña las relaciones médico-paciente y que constituyen un delito de atentado contra la autoridad, penado con hasta cuatro años de prisión para el agresor.