Violencia contra los mayores: "Los sanitarios estamos en una situación privilegiada para detectarla"

La subdirectora de Enfermería del Hospital Gregorio Marañón, Diana Molina, nos acerca el protocolo frente a las agresiones a personas mayores con el que cuenta el centro público desde finales del pasado año

La subdirectora de Enfermería del Hospital Gregorio Marañón, Diana Molina, atiende a ConSalud.es. (HGM)
21 mayo 2024 | 07:00 h

La asistencia a las personas mayores se ha convertido en uno de los principales desafíos a los que se enfrenta nuestra sanidad. Una consideración que no hará más que acrecentarse en los próximos años ante el creciente envejecimiento de la población española, una de las que más esperanza de vida disfruta del mundo. No en vano, a la propia necesidad de velar por su salud –dada la edad-, se añaden otra serie de riesgos como el de la soledad no deseada que padecen muchos de estos ciudadanos, así como la violencia que se ejerce sobre algunas de estas personas vulnerables.  

En este sentido, el Hospital Gregorio Marañón de la Comunidad de Madrid lleva tiempo siendo un referente en la atención a las personas de edad más avanzada. Prueba de ello, el propio Servicio de Urgencias del centro público madrileño cuenta con la prestigiosa acreditación GEDA, que reconoce el compromiso en su estrategia por disponer de los más altos estándares de calidad asistencial a las personas mayores. Una hoja de ruta en la que el pasado año incluyeron un protocolo para la detección del riesgo de maltrato en este colectivo geriátrico.

“Todo pivota en Trabajo Social, pero el protocolo es una manera de alertar a nuestros profesionales y que tengan las herramientas para identificarlo”

La iniciativa surgió a raíz de que la Comisión de Violencia del hospital detectase que este riesgo de maltrato se trataba de un verdadero problema latente. “Alrededor de una de cada seis personas de más de 65 años sufre algún tipo de maltrato y desde el Servicio de Urgencias, como un punto crítico de tensión, ya habíamos identificado algunos casos”, explica a ConSalud.es la subdirectora de Enfermería del Gregorio Marañón, Diana Molina Villaverde, que aclara que se hizo necesariotrabajar en un protocolo que sirviera a los sanitarios para detectar y prevenir estas situaciones”.

A la hora de hablar de violencia contra las personas mayores se tiende a pensar en una agresión física (moretones o arañazos), pero “la variedad de circunstancias de maltrato es muy amplia y muchas pueden pasar inadvertidas a primera vista”. Por su situación de mayor fragilidad, estas personas pueden enfrentarse a realidades como el abandono, las vejaciones verbales, la falta de cuidados, el incumplimiento terapéutico, los engaños y el robo de su dinero, etc. “Todo pivota en Trabajo Social, pero el protocolo es una manera de alertar a nuestros profesionales y que tengan las herramientas para identificarlo”, refleja.

“Estamos en una situación privilegiada para identificar cualquier indicador visible y no visible de maltrato. En muchos casos, ellos mismos nos suelen manifestar de forma directa o indirecta estas problemáticas que viven”

Para muchas personas mayores, su médico o enfermera es una persona tremendamente cercana e importante en su vida, con la que comparten tiempo y largas conversaciones –a veces a falta de alguien más con quien hablar-.  En este contexto, los profesionales se convierten en pieza clave para detectar posibles anomalías. “Estamos en una situación privilegiada para identificar cualquier indicador visible y no visible de maltrato. En muchos casos, ellos mismos nos suelen manifestar de forma directa o indirecta estas problemáticas que viven”, remarca la subdirectora.

LA SOLEDAD NO DESEADA

Desde el mundo de la geriatría se viene advirtiendo que el aislamiento social y la soledad no deseada se han convertido en “la nueva pandemia del primer mundo”, cebándose especialmente con los ancianos por ser “una población frágil y vulnerable”. No en vano, estas personas suelen haber perdido a muchas personas de su alrededor y gente que se preocupe por ellos. Molina asegura que en el Gregorio Marañón están “orgullosos de disponer de este protocolo que permite vehiculizar a través de trabajos sociales el abordaje de estos casos”.

Se ha planteado ya “ampliar el protocolo” próximamente para abordar, “no solamente la detección de la violencia sino otras circunstancias como el edadismo”

Esta iniciativa impulsada en el hospital público madrileño durante el último trimestre de 2023 se ha demostrado como “muy necesaria” y ha servido para formar a los sanitarios en estas realidades, hasta el punto de que se ha planteado ya “ampliar el protocolo” próximamente para abordar, “no solamente la detección de la violencia sino otras circunstancias como el edadismo”. Este concepto representa la discriminación social que se produce por cuestiones de edad y que afecta a muchas personas mayores, algo que la nueva estrategia trataría de erradicar.

ENVEJECIMIENTO POBLACIONAL

El hecho de que cada vez haya más personas de edad avanzada hace necesario “poner el foco de manera especial” en este tipo de medidas destinadas a asegurar el bienestar de nuestros ciudadanos más veteranos. No en vano, concluye la subdirectora enfermera del Gregorio Marañón, en estos momentos, “el 43% de las viviendas españolas cuentan con al menos una persona mayor de 65 años y esta será una dinámica en aumento en nuestro país”.

La apuesta del centro hospitalario de la Comunidad de Madrid parte de la premisa de que no se puede dar la espalda a la inquietante realidad que rodea a muchos de estos españoles que llevan ya tiempo peinando canas

Por todo ello, la apuesta del centro hospitalario de la Comunidad de Madrid parte de la premisa de que no se puede dar la espalda a la inquietante realidad que rodea a muchos de estos españoles que llevan ya tiempo peinando canas, e invita a los propios sanitarios a ser la vanguardia para poner freno al abuso y la violencia –física y mental- que puedan padecer. En definitiva, consiste en recordar que todos seremos mayores, tarde o temprano, y no por ello hemos de quedar desamparados por la sociedad.

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