El tabaco se encuentra detrás de más de un 30% de los distintos tipos de cáncer, siendo la principal causa en el desarrollo de tumores como el de pulmón, cabeza y cuello, vejiga y esófago. Una realidad que ha llevado a que la concienciación social sobre los daños asociados al tabaquismo esté bien presente entre los ciudadanos. Por otra parte, como toda adicción, abandonar este hábito no resulta nada fácil para quien comienza con estos ‘malos humos’. De ahí la importancia de evitar que los más jóvenes se introduzcan en el consumo de cigarrillos, así como de las nuevas modalidades electrónicas y vapeadores.
En la actualidad muchas personas –principalmente población juvenil- se han lanzado a los cigarrillos electrónicos y vapeadores como alternativas al tabaco convencional, al considerar que resultan menos dañinas para su salud. A pesar de lo cual, desde la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) vienen advirtiendo que estas nuevas formas de consumo, aunque no contengan nicotina, son “igualmente nocivas para la salud”. Hasta el momento los estudios al respecto son todavía limitados, dado que la llegada de estos nuevos métodos es todavía bastante reciente. A pesar de lo cual, los expertos coinciden en sus indudables efectos perjudiciales.
”El vapor procedente de los cigarrillos electrónicos y vapeadores no es inocuo. Aunque carece de alquitrán y monóxido de carbono, produce los efectos tóxicos de la nicotina"
En esta línea, la secretaria científica de la SEOM y oncóloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, la Dra. Mónica Granja, aclara que, aunque todas las formulaciones y tipos de administración tabáquica son perjudiciales, “su consumo en forma de cigarrillos es la más nociva; por encontrarse en el humo numerosos tóxicos como la nicotina -componente natural del tabaco-, el monóxido de carbono, el alquitrán y múltiples carcinógenos, como las aminas y los hidrocarburos aromáticos, entre otros”. Por todo ello, el tabaco es el principal factor de riesgo evitable y se encuentra detrás de un 22% de las muertes por cáncer, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Al tabaco tradicional han venido a sumarse estas nuevas formas de tabaquismo, que preocupan singularmente a los expertos por su especial aceptación entre la población más joven. De hecho, se está imponiendo frente a los cigarrillos al considerarse que "no es fumar". Nada más lejos de la realidad y toda "una cortina de humo" tras la que se esconde la realidad. ”El vapor procedente de los cigarrillos electrónicos y vapeadores no es inocuo. Aunque carece de alquitrán y monóxido de carbono, produce los efectos tóxicos de la nicotina y contiene numerosos carcinógenos. Este vapor produce alteraciones similares a las del tabaco y puede afectar a otros si se respira en ambientes cerrados”, aclara la oncóloga.
"Existe el riesgo de desarrollar dependencia a la nicotina o de empezar a fumar entre quienes nunca lo habían hecho”
En algunas ocasiones se trata de presentar a estos dispositivos como sustitutivos del tabaco o una manera para de dejarlo progresivamente. Sin embargo, no deja de ser otra manera diferente de fumar. Aunque se presenta como un método para abandonar el hábito tabáquico, “no existen datos que lo confirmen y existe el riesgo de desarrollar dependencia a la nicotina o de empezar a fumar entre quienes nunca lo habían hecho”. Dadas las preocupantes consecuencias para la salud el empleo de vapeadores y cigarrillos electrónicos no deja de ser ”una pérdida de oportunidad” para dejar atrás el tabaquismo.
De esta manera, aclara la secretaria científica de SEOM, se ha atestiguado que su consumo es más frecuente entre “fumadores habituales y jóvenes con un mayor nivel educativo y de ingresos”. En este último caso se hace especialmente importante que padres y educadores formen un frente común para “aleccionar a los menores desde niños en la responsabilidad de conocer los riesgos que tienen estas nuevas formas de fumar”. Los propios hogares y escuelas deben ser la primera línea de batalla para poner freno a esta creciente problemática para la salud pública, decorada a veces con “colores y sabores llamativos” para hacerlos más atractivos a ojos de una población cada vez de menor edad.
“Una circunstancia muy preocupante derivada de una falta de una normativa clara y que lleva a las distintas sociedades científicas a reclamar una regulación similar a la del tabaco”
De la misma manera, el empleo de estos vapeadores y cigarrillos electrónicos se ha convertido en un hábito que está de moda en los estratos juveniles, alentado también desde las redes sociales y su consumo por parte de influencers. Una amplia presencia mediática que implica que se llegue a normalizarse su uso y también a infravalorar los riesgospara la salud que acarrea. Una circunstancia muy preocupante derivada de una “falta de una normativa clara y que lleva a las distintas sociedades científicas a reclamar una regulación similar a la del tabaco”, advierte la Dra. Granja.
La Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) marca una postura sobre este ámbito en base a la cual “no puede recomendar” el uso de cigarrillos electrónicos o vapeadores, e insta a llevar a cabo “una investigación científica que permita conocer en profundidad su seguridad, regulándose entonces de forma adecuada”. En esta línea, aclara la oncóloga del Hospital Clínico San Carlos, por el momento no se disponen de estudios sobre sus efectos a largo plazo “ni disponemos de suficiente evidencia para considerar que estos productos sean más seguros que el tabaco convencional”, concluye.