El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) aprobó el pasado 21 de diciembre un protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia sexual. Un documento elaborado por diferentes profesionales de las distintas CC.AA. y expertos del equipo de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. El objetivo que persigue es unificar a nivel nacional los criterios de actuación profesional, normalizada y homogénea, para el conjunto del SNS, respecto a la detección, valoración e intervención en casos de violencia sexual. Un cometido en el que las urgencias hospitalarias cobran un especial papel.
De esta manera, desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), su coordinadora de Mujeres y médico de Urgencias, la Dra. Iria Miguens, ha querido trasladar a ConSalud.es su “satisfacción” por la aprobación de esta iniciativa, que considera que “ampara a los profesionales sanitarios y les permite trabajar de una manera más homogénea en todos los centros”. Además, destaca el hecho de que este protocolo nacional engloba facetas tan importantes como la formación y sensibilización de los sanitarios. “Me parece un elemento clave que todos los profesionales se encuentren formados frente a la violencia sexual; servirá para evitar la revictimización de la persona”.
“Hasta ahora nos veníamos ciñendo a un protocolo autonómico. Sin embargo, este nuevo documento refuerza la idea de este trabajo protocolizado, pero a mi parecer es tremendamente completo”
Si bien el Ministerio de Sanidad ha venido confeccionando una serie de guías prácticas sobre este ámbito en los últimos años, lo cierto es que finalmente cada CC.AA. u hospital planteaba una estrategia conforme a sus propias particularidades. “Hasta ahora nos veníamos ciñendo a un protocolo autonómico. Sin embargo, este nuevo documento refuerza la idea de este trabajo protocolizado, pero a mi parecer es tremendamente completo”, indica la doctora. En particular, reseña la faceta de incluir los conceptos de “contextos especial vulnerabilidad”, a partir del cual se puede analizar una serie de condicionantes personales y sociales de riesgo.
En esta línea, la profesional de Urgencias remarca que el documento al que ha dado luz verde el CISNS “nos da mucha información y nos indica cómo trabajar, pues muchas veces no es fácil presuponer la pertenencia de estos pacientes a poblaciones de riesgo o colectivos más vulnerables a la violencia sexual -sinhogarismo, mujeres mayores, personas LGTBI- ”. De esta manera, asegurar el conocimiento de los sanitarios ante estas realidades y las maneras de proceder frente a las mismas, es una de las esencias de este protocolo, que “sirve para poner en valor la implicación del profesional”, insiste la coordinadora de SEMES.
El documento insta a los sanitarios a sopesar la existencia de personas en contextos de mayor vulnerabilidad, que “puedan suponer mayor riesgo añadido a la hora de no ver respetados sus derechos”
En concreto, el protocolo estipula promover una mayor sensibilidad en los profesionales de la salud sobre aspectos específicos que, en materia de violencia sexual, es necesario tener presente durante la actuación sanitaria. Así, el documento insta a los sanitarios a sopesar la existencia de personas en contextos de mayor vulnerabilidad, que “puedan suponer mayor riesgo añadido a la hora de no ver respetados sus derechos”. Al respecto se refiere a circunstancias como la discapacidad, problemas de salud mental, migración, identidad sexual, entre otros.
Sin embargo, para poder llevar a buen puerto este cribado de las personas afectadas por la violencia sexual y hacer más eficiente la aplicación del nuevo protocolo nacional, resulta importante también disponer del espacio adecuado para tener esa cercanía con los pacientes. “Ahora mismo los servicios de urgencias estamos recibiendo un importante pico de demanda por la gripe y abordar los casos de los afectados por violencia sexual necesita tiempo. Aunque estamos acostumbrados a trabajar con muchas interrupciones y velocidad, está claro que para dar una buena respuesta a estos casos los RR.HH. y reducir la sobrecarga asistencial son puntos fundamentales”, advierte.
“Es un riesgo asumir que exista un perfil concreto de las víctimas de agresión sexual. Si bien, sí existen algunos grupos concretos con los que hay que estar más pendientes"
Más allá de eso, la facultativa destaca que las víctimas de estos episodios son “pacientes que priorizamos”, y considera que todo el personal sanitario debe “estar sensibilizado” ante estos casos. “De la misma manera que priorizamos un infarto frente a otra patología de menor gravedad, hay que hacer lo propio con estas personas. En el servicio de urgencias sabemos que la violencia de género es un proceso muy crítico que, generalmente, cuando lo detectas conlleva un momento muy vulnerable para la víctima. Entonces, hay que trabajar de manera coordinada, que es otro elemento muy bueno que recoge el protocolo”.
En relación con el perfil de los pacientes afectados por la violencia de género, desde Urgencias aclaran que no se puede definir una fotografía única de estas personas. “Es un riesgo asumir que exista un perfil concreto de las víctimas de agresión sexual. Si bien, sí existen algunos grupos concretos con los que hay que estar más pendientes. Los últimos datos del Ministerio del Interior apuntan a un gran aumento de casos en menores, asimismo las mujeres continúan siendo las principales damnificadas -el 86% de las víctimas-”, aclara la Dra. Miguens.
“Se está abriendo el mundo de la ciberdelincuencia sexual o la pornografía en menores. Esto lleva a que en la actualidad las víctimas se correspondan con perfiles muy diferentes"
Por otro lado, la expansión de las redes sociales, internet y las nuevas tecnologías han servido para amplificar la problemática de la violencia sexual y ‘actualizarla’ a nuestros días. Una realidad muy preocupante que ha llevado a una mayor presencia de casos entre los más jóvenes. “Se está abriendo el mundo de la ciberdelincuencia sexual o la pornografía en menores. Esto lleva a que en la actualidad las víctimas se correspondan con perfiles muy diferentes, ya que la forma de llegar de la violencia sexual se ha hecho también muy diferente a lo que venía siendo habitual. Los patrones han cambiado”, concluye.