El aceite de oliva preserva la viabilidad de la micobacteria, evita la formación de grumos y proporciona así unas condiciones favorables para que llegue a la vejiga
Desde entonces, han buscado la manera de mejorar la actividad inmunoterapéutica de M. brumae, mediante el diseño de emulsiones que puedan incrementar la homogeneidad y la estabilidad de las soluciones de la micobacteria y, por tanto, su eficacia cuando se introducen en el cuerpo. Los expertos, cuyo trabajo ha sido publicado recientemente en la revista Scientific Reports, del grupo Nature, han encontrado la manera de reducir los grumos que se producen de manera natural cuando las células de micobacterias, con un alto contenido de lípidos en sus paredes, se introducen dentro de las soluciones acuosas que se utilizan generalmente para la instilación intravesicular (la aplicación directa del medicamento mediante gotero) en los pacientes de cáncer de vejiga. Esta formación de grumos puede interferir en la interacción entre las células micobacterianas y las células del organismo, y disminuir los efectos antitumorales.
Para Esther Julián, principal investigadora, "estos resultados subrayan el potencial de la emulsión basada en aceite de oliva como un vehículo muy prometedor para la administración del tratamiento de cáncer de vejiga con micobacterias".
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