El sector sanitario ha vivido su propia revolución desde la pandemia de la Covid-19. Una revolución que no sólo ha servido para poner el foco la mejora de las políticas de sanidad, sino también para poner sobre la mesa nuevas formas de atender a la población de manera telemática o a través de las plataformas digitales. Si bien esto supone un avance para la asistencia, cabe preguntarse qué riesgos tiene sobre los propios profesionales sanitarios.
Esto es precisamente lo que se ha preguntado la Agencia Europea de Seguridad y Salud en el trabajo. La profesión ya conlleva en sí más riesgos que los de otros sectores, no sólo físicos sino también emocionales, como la exposición a situaciones exigentes, sufrir violencia, una alta carga de trabajo, o incluso estar expuesto a riesgos biológicos y químicos. Si ello le sumamos los riesgos propios del trabajo en entornos digitales, tenemos una situación más grave.
Por ejemplo, el estudio revela que un 55,2% de los trabajadores del sector sanitario y social consideran que las tecnologías digitales determinan la velocidad de su trabajo. También el 47,9% de los sanitarios indica que las tecnologías digitales aumentan la vigilancia sobre su trabajo, y el 23,7% cree que reducen su autonomía. Es decir, situaciones que impacta directamente en la salud mental de los trabajadores.
La profesión ya conlleva en sí más riesgos que los de otros sectores
En este sentido, uno de los riesgos de los que se alerta en el estudio es el de no tener en cuenta la vulnerabilidad de quienes reciben y prestan atención en el trabajo en plataformas digitales. Dependiendo del caso específico, se explica, tanto el sanitario como el usuario pueden ser "vulnerables al abuso, el acoso y la discriminación". Por lo tanto, sería necesario "tomar medidas para proteger tanto a los receptores de cuidados como a los proveedores de cuidados".
Igualmente, otro de los puntos que se deben tener en cuenta y que está asociado a las plataformas digitales en este sector es la garantía de que se presta atención de calidad. Para ello, es necesario un seguimiento regular a lo largo del tiempo y capacitar y formar a los propios profesionales sanitarios.
Asimismo, se pone el foco en la necesidad de promover la prevención y la gestión de riesgos para la seguridad y la salud en el entorno digital. Es decir, conociendo de antemano que se trata de un sector en el que los riesgos son aún mayores, las políticas deben centrarse en prevenirlos en la medida de lo posible.
Otro de los puntos que se deben tener en cuenta es la garantía de que se presta atención de calidad
Según se explica desde la entidad, si bien la pandemia ha vuelto a colocar estos riesgos en lo más alto de la agenda política, "lamentablemente los esfuerzos por introducir estrategias dirigidas al trabajo en plataformas digitales todavía pasan por alto algunas cuestiones".
No obstante, también se han puesto sobre la mesa algunas oportunidades que traen estos nuevos modelos de atención. De hecho, si bien existen los riesgos que hemos nombrado, el uso de las tecnologías digitales podría ayudar precisamente a proteger a los trabajadores. Un ejemplo sería la monitorización de su nivel de estrés.
En definitiva, las líneas de trabajo para la regulación de estos entornos y para la protección de los sanitarios deben ir en línea con los derechos de los trabajadores y su bienestar físico y emocional, lo que finalmente se traduciría en una mejor atención para el propio paciente.