La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) ha hecho pública una investigación que revela que el estrés sería la causa detrás de una de cada tres lesiones musculares sufridas por futbolistas. En base al análisis llevado a cabo en la saliva de futbolistas profesionales han podido demostrar que el estrés tiene una importante incidencia en el rendimiento de estos deportistas y les hace más proclives a sufrir lesiones que mermen sus capacidades para practicar su juego.
De este modo, el objetivo de la investigación, en colaboración con varios clubes de LFP, tiene el objetivo de proporcionar mecanismos que, tras la detección de marcadores hormonales preocupantes, sirvan para prevenir las consecuencias fisiológicas del estrés, el miedo o la presión, de manera que minimice el impacto sobre la salud de los futbolistas. En concreto, la investigación muestra que concentraciones altas de cortisol (C) -la hormona que causa el estrés-, creatina quinasa (CK) y tasas reducidas de inmunoglobulina A (IgA) se asocian con una menor adaptación psicofisiológica y mayor riesgo de lesión muscular. Estos indicadores pueden obtenerse gracias al análisis de la saliva de algunos de estos analitos (sustancias químicas presente en un material o sistema), un procedimiento que ha ido ganando popularidad por su baja invasividad, facilidad y rapidez en el control del rendimiento del deportista profesional.
"Se observan patrones de respuesta neuroendocrina que son predictores de la lesión deportiva, especialmente la lesión muscular, en las semanas anteriores"
Recientemente, se ha añadido al procedimiento el análisis de la proteómica salivar para determinar las concentraciones circulantes de interleucinas y otros metabolitos que se estén dirigiendo en ese mismo momento a los “tejidos diana” y que, por lo tanto, están modulando la actividad de motora, los procesos cognitivos, afectivos y la toma de decisiones, entre otros. Así, es posible conocer aspectos como la tolerancia al estrés, la capacidad competitiva de cada jugador y las tendencias generales del equipo a lo largo de una temporada competitiva.
Se trata de un proyecto propio de investigación de UNIR que contempla las siguientes fases: estudio longitudinal de equipos profesionales a lo largo de 7 temporadas, análisis de la proteómica salivar y desarrollo de un programa de intervención para la prevención de lesiones deportivas. “Se observan patrones de respuesta neuroendocrina que son predictores de la lesión deportiva, especialmente la lesión muscular, en las semanas anteriores. Es tentador especular con la posibilidad de prevenir una de cada tres lesiones en deporte profesional”, explica el doctor en Fisiología Humana y de la Actividad Física y el Deporte, Manuel Jiménez López, profesor e investigador de UNIR y autor principal del estudio.
"Esta fatiga crónica acumulada es la responsable de los procesos inflamatorios sistémicos con alto impacto sobre el sistema nervioso central a nivel cognitivo y motor"
Para realizar el estudio, se tomaron muestras de saliva todas las semanas a lo largo de la temporada para el control de la variabilidad hormonal inter e intrasujeto. Además, se tomaron cinco muestras de saliva más: al finalizar la pretemporada, tras los primeros 10 partidos, tras disputarse 20 partidos, a los 30 encuentros y al finalizar la temporada regular, para analizar más de 400 proteínas diferentes en cada jugador con el objetivo de conocer mejor los mecanismos fisiológicos subyacentes previos a la lesión deportiva. Así, los datos obtenidos en pretemporada proporcionan información sobre el jugador fuera de períodos de competición y reflejan cómo las cargas de entrenamiento lo han preparado para la temporada, mientras que la información recogida en temporada competitiva permite detectar incrementos anormales de alguno de estos biomarcadores, advirtiendo de un probable riesgo de lesión en las semanas subsiguientes.
La investigación tiene en cuenta, entre otros aspectos, la fatiga acumulada a lo largo de un período mayor de competición y los costes psicofisiológicos derivados de ello. “Los resultados de los partidos, la percepción subjetiva de esfuerzo, las rachas competitivas... La carga externa, en general, es un poderoso estresor y hay que tenerlo en cuenta en la evaluación de la fatiga del jugador. Esta fatiga crónica acumulada es la responsable de los procesos inflamatorios sistémicos con alto impacto sobre el sistema nervioso central a nivel cognitivo y motor”, concluye Jiménez López.