Tras la pandemia el uso más frecuente de la teleconsulta, así como los avances en nuevas tecnologías, está permitiendo acercarnos cada vez más a la telemedicina. Esta herramienta facilita la labor de los profesionales en un momento de escasos recursos y mejora la calidad de vida de los pacientes. El estudio se ha publicado en 'Annals of Internal Medicine'
Un análisis de datos clínicos ambulatorios realizado en EEUU ha encontrado que las tasas de telemedicina siguen siendo altas después de la pandemia de COVID-19, y más de la mitad de las visitas de atención de salud mental se realizan de forma remota mediante videoconferencia.
Si bien las tasas de atención telefónica han disminuido a niveles prepandémicos, las visitas por video han mantenido un aumento del 2300% en comparación con los niveles prepandémicos. La rápida adopción de la telemedicina en las primeras fases de la pandemia de COVID-19 está bien documentada; sin embargo, hay poca literatura publicada sobre la redistribución de los encuentros en persona y de telemedicina a medida que los sistemas de atención médica de EEUU entran en una fase pospandémica.
Investigadores del Sistema de Atención Médica de Asuntos de Veteranos (AV) de Estados Unidos analizaron datos del Almacén de Datos Corporativo de AV para describir las tendencias de más de 200.000 encuentros con pacientes entre enero de 2019 y agosto de 2023. Descubrieron que la atención por teléfono y video disminuyó desde un pico del 79 por ciento de atención médica en abril de 2020 al 36 por ciento en abril de 2023.
Las consultas por vídeo representaron el 34% de las consultas de salud mental
Esta disminución fue causada por una disminución de encuentros telefónicos. Los encuentros o consultas realizadas a través de videollamadas han seguido representando entre el 11 y el 12 por ciento de todos los encuentros de atención clínica. En agosto de 2023, las consultas por vídeo representaron el 34% de las consultas de salud mental, el 3,7 por ciento de las de subespecialidad y el 3,5 por ciento de las consultas de atención primaria, y las consultas telefónicas representaron el 20,3 por ciento, el 34,8 por ciento y el 16,7 por ciento, respectivamente.
Según los autores, estas tendencias pueden ocultar las disparidades en el acceso y el uso de la telemedicina que afectan desproporcionadamente a los adultos mayores, a las personas de las regiones rurales y a los pacientes de grupos históricamente marginados. Aconsejan que las investigaciones futuras deberían considerar la evaluación de la calidad, la seguridad y los resultados de salud de la telemedicina en este nuevo equilibrio.