A la hora de atender un código ictus, la precisión y el tiempo son fundamentales. Por ello, para este proceso de atención, se recomienda realizar una tomografía computarizada (TC) craneal simple antes de los 20 minutos desde la llegada del paciente a urgencias.
Una TC es un procedimiento que, mediante el empleo de rayos X, permite crear imágenes del cerebro. Esta herramienta se vuelve indispensable a la hora de diferenciar los tipos de ictus, descartar otras lesiones y aplicar el tratamiento adecuado lo antes posible.
Por la importancia del tiempo a la hora de atender un código ictus, la técnica TC es la más adecuada pues está disponible en la mayor parte de los servicios de urgencias y por lo rápida que es su adquisición.
Esto se pone de manifiesto en el documento de consenso entre la Sociedad Española de Neurorradiología (SENR), la Sociedad Española de Radiología de Urgencias (SERAU), la Sociedad Española de Neurología a través de su Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares (GEECV-SEN) y la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), que publica la revista Radiología: “Recomendaciones sobre el uso de la TC en el código ictus”.
El documento se centra, para defender el uso de TC, en sus indicaciones, la técnica para su correcta adquisición y las posibles causas de error en su interpretación.
Por la importancia del tiempo a la hora de atender un código ictus, la técnica TC es la más adecuada
Según el Dr. Antonio López Rueda, autor del artículo y miembro de la SERAM “para poder asegurar la rentabilidad adecuada de las distintas herramientas de TC en el manejo del código ictus es necesario conocer bien sus indicaciones, la información útil que pueden aportar en cada caso, la técnica para su correcta adquisición y las posibles causas de error en su interpretación”.
El procedimiento de esta herramienta es sencillo, pues se realiza sin contraste, a menos que los resultados mostrados requieran mayor definición para el correcto diagnóstico.
En caso de necesitarse mayor definición, se realizaría una angio-TC, que consistiría en una TC con contraste, y permitiría detactar oclusiones u otras anomalías vasculares derivadas del ictus.
Otras técnicas señaladas en el artículo son la angio-TC multifase y la TC perfusión (TCP), que permiten identificar pacientes con ictus isquémico, al aportar información sobre el estado de perfusión del tejido en riesgo cuando hay oclusiones arteriales.
El Dr. López Rueda comenta que además “la TCP puede ser útil para ayudar al diagnóstico en casos de simuladores de ictus, pues en estos casos no se detectará déficit de perfusión correspondiente a un territorio vascular”.
Sin embargo, los autores señalan que se pueden producir errores en la adquisición de las imágenes que tengan como consecuencia unos mapas de perfusión incorrectos.