El Parlamento Europeo ha dado a conocer recientemente su última resolución sobre enfermedades no transmisibles, en la que se indicaba que el consumo de tabaco fue responsable de 1,6 millones de muertes en Europa en 2019. Las recomendaciones del PE para la lucha de los países contra el tabaquismo irían en la línea de promover el abandono del consumo del tabaco con “un aumento y una convergencia al alza de los impuestos especiales”, así como la extensión de los espacios sin humo.
Si bien tanto las consecuencias del tabaquismo como las medidas que podrían mejorar la situación están claras, cabe preguntarse si nuestro país está realmente trabajando por reducir el impacto del tabaco en la salud. Una de estas grandes medidas es la de la subida de los precios del tabaco, puesto que los expertos indican que promueve una reducción considerable del consumo. Sin embargo, España todavía se resiste a llevar a cabo acciones relacionadas con estas subidas. “Pensar que en los últimos años el precio del tabaco no ha variado es deducir que el interés que hay por reducir el consumo no está a la altura de los problemas de salud que genera”, lamenta el presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el doctor Francisco Pascual.
Por ello, desde la entidad, “entendemos que es un tema más de marketing para mantener las ventas, es decir un tema económico, que no tiene en consideración para nada ningún aspecto de salud, por lo tanto, creemos lógicamente que precio del tabaco debería de incrementarse”. En este sentido cabe resaltar que muchas entidades internacionales valoran la subida de los impuestos como medida eficaz para luchar contra el consumo. La OMS, por ejemplo, citaba en su publicación “Aumento del impuesto al tabaco: qué necesitas saber”, que un incremento de precios del 33% tiene un coste 15 veces menor que otras medidas consiguiendo el mismo beneficio para la salud, y que un aumento de los precios de un 10% permitiría reducir en un 4% su consumo en países de rentas altas y en un 5% en los de rentas bajas y medias. Esta medida ahondaría todavía más en la bajada del consumo de los más jóvenes.
"El interés que hay por reducir el consumo no está a la altura de los problemas de salud que genera"
De hecho, nuestro país apenas ha aumentado los precios del tabaco en los últimos años. Si observamos los datos del propio Ministerio de Sanidad en su informe sobre la evolución de la política impositiva de las labores del tabaco y su impacto en los precios de venta al público, vemos que los precios no han variado mucho en la última década. El estudio pone como ejemplo cuatro de las grandes marcas que se venden en nuestro país. Marlboro y WInston por ser las marcas más vendidas en España y Fortuna y Ducados por su especial implantación y su popularidad entre los fumadores.
Según estos datos, en el 2013 la marca Fortuna Rojo costaba 4,35 euros, marca que hoy en día se comercializa por 5,10 euros. En el caso de Ducados se ha pasado de 4.45 a 5,35; y en el casp de Winston de 4,3 a 5,3. El Marlboro rojo ha pasado de 4.75 a 5.50. La subida es por tanto de 75 céntimos, 90, 1 euro y de 75 céntimos respectivamente. Menos de un euro de media en algo más de diez años.
La subida en todos los casos no ha sido muy alta, lo que hace que España sea uno de los países de la Unión Europea con los precios más bajos. “El precio del tabaco en España es uno de los más baratos de toda Europa. Por eso casi consideramos que España es el estanco de Europa. Los precios están a la mitad aproximadamente de lo que vále en otros países, y por lo tanto la posibilidad de que la gente siga fumando es mucho mayor”, alerta Pascual. Si comparamos estos precios con los de otros países, como por ejemplo Francia, el paquete de tabaco se comercializa por 11 euros en el caso de las principales marcas, y se quiere aumentar este precio hasta los 12 euros a comienzos de 2025 y a 13 euros durante 2026.
“El incremento en el precio es una medida que viene recogida en distintos estudios como un método disuasorio para disminuir el consumo de tabaco”, explica el presidente de la entidad. Por lo tanto, “entendemos que una subida similar a la de Francia, que estaría en un poquito más del doble, permitiría disminuir el consumo de tabaco y por lo tanto disminuir la incidencia, la prevalencia, y la morbimortalidad producida por el mismo”.
"Los gastos producidos por las enfermedades que derivan del tabaquismo son tres veces la cantidad que se recauda"
Con estos datos se podría pensar en la necesidad de alcanzar un pacto por la salud de todos los españoles, que garantizase unos precios más altos. “Se podría llegar a un acuerdo o a un pacto entre Sanidad y Hacienda”, comenta el presidente, “pero lo más importante sería llegar a un pacto entre Sanidad y la industria tabaquera, que es realmente la que ejerce una presión importante”. De hecho, pese a que se recaudan nueve mil millones de euros anuales con el tabaco, “los gastos producidos por las enfermedades que derivan del tabaquismo son tres veces esta cantidad”. Por ello sería necesario aplicar el “sentido común y que la sanidad sea la que prime” pese al “lobby que ejerce una presión importante para que se mantengan los consumos y los precios actuales”.
En cuanto a las consideraciones sobre la salud, cabe también destacar los datos de la Unión Europea, que alertan no sólo del consumo del tabaco sino de los peligros que corren también los fumadores pasivos, especialmente los niños, bebés o embarazadas. "Se reconoce que los adultos y los niños expuestos al humo de tabaco ajeno inhalan muchos de los mismos agentes carcinógenos", alerta la UE. Además, recuerdan que este humo inhalado de forma pasiva, puede aumentar el riesgo general de padecer cualquier cáncer en hasta un 16% en personas que nunca han fumado. "El 60% de los niños están expuestos al humo de segunda mano en sus hogares, lo que puede derivar en el síndrome de muerte súbita del lactante, infecciones del tracto respiratorio inferior, otitis y asma agravado”, afirman estos datos.
El auge de los precios no es la única medida de la que se está hablando en relación al tabaco. Sanidad ya ha puesto sobre la mesa la idea de extender los espacios sin humo a las terrazas de los bares. “El incremento de precios disminuiría el consumo global de tabaco y con ello la prevalencia y la incidencia del tabaquismo”, explica Pascual. Por otro lado, “si hablamos de preservar la salud tanto del fumador como la de las personas que hay alrededor, deberíamos entender que los espacios sin humo serían importantes”. “Estrictamente, si hablamos de disminuir el consumo de tabaco, el precio sería más efectivo que el tema de las terrazas. No obstante, desde el CNPT entendemos que las dos medidas son necesarias y se deben aplicar”, concluye Pascual.