Tras el anuncio de Francia de retirar de la circulación el iPhone 12 por superar los límites de radiación permitidos por la legislación francesa, la compañía responsable de este terminal emitió un comunicado en el que anunciaba que emitiría “una actualización de software para los usuarios de Francia para adaptarse al protocolo utilizado por los reguladores franceses”. Con esta decisión, Apple espera que el iPhone 12 siga estando disponible en Francia. Mientras, Europa sigue sin tomar una decisión común sobre el futuro de este dispositivo.
Desde la Sociedad Española de Protección Radiológica (SEPR), Alejandro Úbeda Maeso, investigador biomédico del Grupo de Trabajo en Radiación No Ionizante, explica a ConSalud.es: “En su análisis metrológico de ese modelo, los técnicos de la Agencia Nacional de Frecuencias Francesa (ANFR) han determinado que, a corta distancia del teléfono (por ejemplo, aplicado en el oído o portado muy cerca del cuerpo), sus emisiones electromagnéticas en el rango de las microondas superarían los límites marcados por la ley vigente. Esos límites están diseñados para garantizar la normotermia durante la exposición a las citadas emisiones. En otras palabras, se trata de evitar incrementos térmicos, de un grado centígrado o superiores, que pudieran darse en los tejidos humanos tras intervalos de exposición breves, de unos pocos minutos”.
“Durante una llamada, la exposición alcanza a diversos tejidos de la cabeza, dependiendo de la penetrabilidad de la señal”, señala el investigador
Los expertos advierten de los posibles efectos que pueden producirse en caso de superarse esos límites afirmando que “existe la posibilidad de inducción de hipertermia en los tejidos expuestos. En el caso del teléfono móvil aplicado al oído durante una llamada, la exposición alcanzará a diversos tejidos de la cabeza, dependiendo de la penetrabilidad de la señal. Si el teléfono se encuentra en un bolsillo, serán otros tejidos los implicados. Por supuesto, ese posible efecto térmico desaparecerá una vez finalizada la exposición debida a la llamada”, apunta el investigador de la SEPR.
Según advierten, conviene tener en cuenta dos factores. El primero es que la señal electromagnética penetra más en los tejidos de los niños que en los de los adultos. Por eso recuerdan: “El uso del móvil por parte de los niños debería estar supervisado por adultos responsables”. Y, en segundo lugar, indican que la potencia de la señal decae significativamente con la distancia entre el teléfono y el usuario. Los expertos recomiendan alejar el teléfono durante las llamadas, aunque solo sea unos centímetros, como una estrategia eficaz a la hora de minimizar la exposición.
Sobre las mediciones llevadas a cabo por los expertos en radiación franceses, apunta que: “Al parecer, los datos obtenidos por la ANFR muestran que en las inmediaciones del aparato la tasa de absorción específica calculada sería 5,74 vatios por kilogramo de tejido expuesto. Esos valores superan claramente los 4,0 vatios por kilogramo fijados por la Unión Europea para prevenir el tipo de efectos térmicos mencionados”.
“Esos eventuales incrementos de temperatura, por episodios de hipertermia localizada, no supondrían un riesgo apreciable”, indican desde la SEPR
Ante la preocupación social de que la salud de los usuarios de ese modelo de teléfono se haya podido ver comprometida a causa de potenciales episodios de hipertermia localizada explican: “Aunque la posibilidad de tales episodios no es deseable, y siendo evidente que el cumplimiento de la ley es obligado para todos, el consenso general señala que esos eventuales incrementos de temperatura no supondrían un riesgo apreciable. Primero, porque el nivel de hipertermia, de haberla, sería muy bajo, tal vez inapreciable para el usuario, y segundo, porque el posible exceso de temperatura sería disipado eficazmente a través de la piel y del flujo sanguíneo”.
En caso de disponer de este modelo de dispositivo, continuar con su utilización es según los expertos de la SEPR una “decisión personal”, aunque apuntan una “serie de estrategias cautelares simples, como las propuestas por la Sociedad Española de Protección Radiológica, aquellas personas que deseen mantener ese teléfono en uso pueden reducir su exposición a niveles inferiores que los recibidos por usuarios que, siendo propietarios de otros modelos, no apliquen tales estrategias”.
Entre estas medidas se encuentra el uso de auriculares o manos libres a la hora de hablar por teléfono, limitar el contacto del móvil con el cuerpo siempre que sea posible, aumentar el número de mensajes en detrimento de las llamadas, evitar desplazarnos mientras mantenemos una conversación, usar el modo avión siempre que no necesitemos usar el teléfono, evitar realizar llamadas cuando la cobertura es muy limitada o evitar fundas que bloqueen la emisión. Los expertos también aconsejan apagar el móvil mientras dormimos o tenerlo alejado, evitar la exposición a la luz azul que emite el dispositivo o limitar su uso a menores de 10 años.
LA TECNLOGÍA 5G, TAMBIÉN HA ESTADO EN EL PUNTO DE MIRA
Con las sucesivas generaciones de la telefonía móvil, la frecuencia de las radiaciones electromagnéticas empleadas ha incrementado desde los megahercios a los gigahercios. La quinta generación de telefonía incluye el uso de señales milimétricas, del orden de la decena de gigahercios. El investigador de la SEPR indica: “Esas señales son de menor alcance que sus predecesoras y menos penetrantes. Esa escasa penetrabilidad hace que, en el caso de los humanos, la absorción de la señal se dé en buena medida en tejidos cutáneos y subcutáneos”.
En lo que se refiere a los efectos térmicos, apunta que “los cálculos muestran que los umbrales establecidos por la ley permitiránpreservar la normotermia cutánea en caso de exposición. Algunos autores han llamado la atención sobre la posibilidad de que, debido a su composición y morfología, algunas estructuras como la glándula sudorípara podrían ser sensibles a la acción de las ondas milimétricas. Esa y otras materia de interés, como la potencial vulnerabilidad térmica de pequeños organismos (insectos, pólenes, hongos, etc.) están siendo investigadas en la actualidad. También continúa la investigación y la controversia sobre la posibilidad de efectos debidos a la exposición crónica a señales con potencias subtérmicas o microtérmicas, por debajo de los límites térmicos establecidos por la legislación vigente”, concluye.