La Ley del Brexit vuelve al Parlamento británico. Pero esta vez lo hace de la mano de la aplastante victoria electoral de Boris Johnson en las urnas la pasada semana, lo que ofrece un escenario muy diferente a la fragmentada Cámara de los Comunes de hace unos meses. Esta mayoría del Partido Conservador acelera el recorrido de la Ley del Acuerdo de Salida, permitiendo al primer ministro endurecer de forma notoria su contenido.
El Gobierno británico mantiene la fecha límite para la ejecución del Brexit el próximo 31 de enero de 2020. Pero esta ley ha introducido una cláusula a través de la que se establece la prohibición para que este pueda extenderse más allá de diciembre de 2020.
Con este contexto de fondo la Reina Isabel II ha presentado su segundo discurso en menos de dos meses para anunciar la agenda del nuevo Gobierno. Un documento que está compuesto por más de 30 proyectos de ley donde la prioridad es la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Otro de los puntos más destacados es el proyecto de ley de financiación del Sistema Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés). Un plan que se traduce en un incremento de 33.900 millones de libras esterlinas (39.900 millones de euros) para el periodo 2023-2024.
Este texto señala que “se tomarán medidas para apoyar y hacer crecer la fuerza laboral del Servicio Nacional de Salud y una nueva visa asegurará que médicos, enfermeras y profesionales de la salud calificados tengan una entrada rápida al Reino Unido”.
Unas palabras que tienen por objeto dejar claro que el nuevo sistema control de la inmigración que recoge el Brexit no va a poner en peligro la contratación de profesionales extranjeros.
"Una nueva visa asegurará que médicos, enfermeras y profesionales de la salud calificados tengan una entrada rápida al Reino Unido”
Es por esto que el nuevo Gobierno asegura “un sistema de inmigración moderno, justo y basado en puntos que dará la bienvenida a trabajadores calificados de todo el mundo para contribuir a la economía, las comunidades y los servicios públicos del Reino Unido”.
Un sistema en el que los ciudadanos procedentes de la Unión Europea se someterán a los mismos controles de inmigración que los ciudadanos que no proceden de la Unión Europea. De esta forma se pone fin a la libre circulación.
LA CRISIS DE LA SANIDAD BRITÁNICA
Los recortes en Sanidad han sido la tónica a lo largo de la última década. Según los datos ofrecidos por el propio Johnson en diversas declaraciones, su objetivo es contratar a un total de 50.000 enfermeros.
Las cifras publicadas por el NHS reportan actualmente 100.000 vacantes de una plantilla total de 1,5 millones. Entre estos destacan los más de 40.000 enfermeros y enfermeras que se necesitan, así como 10.000 médicos.
Reino Unido, otrora atractivo destino profesional para los profesionales sanitarios de la Unión Europea, nos muestra ahora una fotografía cada vez menos atractiva. Los salarios en Sanidad llevan casi una década congelados y la libra no atraviesa su mejor momento ante las continuas depreciaciones como consecuencia de los vaivenes bursátiles derivados del Brexit.
En cifras, de acuerdo a los últimos datos ofrecidos por el Consejo General de Enfermería (CGE), entre 2017 y 2018 se han marchado de Reino Unido casi 5.000 enfermeros/as y matronas de la Unión Europea. El CGE recordaba el pasado mes de septiembre que el 80% de los enfermeros que trabajan fueran de España lo hace en Reino Unido.
El número de solicitudes de empleo procedentes de países de la UE descendió un 87% el pasado año. A pesar del éxodo, los españoles continúan siendo la mayor plantilla de enfermeros y enfermaras no británicos con un total de 3.370. Únicamente son superados por los profesionales sanitarios procedentes de Irlanda.