La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) ha publicado su monografía sobre la Atención Primaria. En este documento se ha querido poner en valor la necesidad de "refundarla para que pueda servir otros 40 años a los ciudadanos”. El informe, con el título de "El ecosistema de la Atención Primaria", recoge los análisis de expertos y expertas en salud pública, sobre "los desafíos a los que ha de hacer frente este nivel asistencial y lanzan algunas recomendaciones para fortalecerlo", se explica.
Dentro de este monograma podemos encontrar algunas valoraciones sobre la situación actual del sistema. Observamos dentro de este análisis que, en Atención Primaria, faltan 15.500 enfermeras y 5.000 médicos. Además, entre los años 2010 y 2019, el gasto sanitario en AP ha ido disminuyendo su peso en el gasto sanitario público. No obstante, "el sobreesfuerzo de quienes trabajan en AP hace posible que se resuelvan las demandas de los pacientes en más del 90% de las ocasiones".
El documento explica cómo deben organizarse los sanitarios, es decir, las funciones profesionales en Atención Primaria. La experta Rosa Magallón Botaya, ofrece su punto de vista sobre el caso concreto de la coordinación y transdisciplinariedad en este ámbito. "La labor de coordinador del equipo de AP adolece de varios problemas que un jefe de servicio a priori no padece y que repercuten en el buen desempeño de esta labor". Para mejorar esta situación, se debería equiparar las condiciones de los Coordinadores de los Equipos de Atención Primaria a las Jefaturas de Servicio. También se precisarían modelos de resolución de conflictos, gestión de la comunicación y coordinación con el consejo de salud de la zona, expresa la experta.
Al respecto de los profesionales, sería necesaria una estabilización de empleo y una incentivación real para cubrir la medicina rural
En cuanto a la medicina de familia y de comunidad, Magallón también ofrece algunas consideraciones al respecto. La mejora en este área, pasaría según el informe por un aumento del presupuesto de AP dentro del total de sanidad. Igualmente, sería necesario un aumento de los recursos humanos necesarios y una mejor previsión de jubilaciones. Al respecto de los profesionales, sería necesaria una estabilización de empleo y una incentivación real para cubrir la medicina rural.
Con respecto a la reorganización de competencias, se propone que cada nivel asistencial y profesional asuma su competencia. También se pone de manifiesto la necesidad de mayor tiempo necesario para la docencia, investigación y actividad comunitaria. Dentro de este ámbito de la docencia, "es imprescindible una política universitaria activa de introducción de la Medicina de Familia en la Universidad, más allá de algunas experiencias muy loables". Finalmente se solicita un Plan de choque de listas de espera en atención primaria, "de la misma manera que periódicamente las consejerías lanzan planes para paliar las listas de espera quirúrgicas".
La enfermería comunitaria también tiene su papel dentro de este informe. En este caso, se cuenta con la opinión del experto José Ramón Martínez Riera. "El planteamiento de mejorar la atención de salud y avanzar hacia el fortalecimiento y el liderazgo de la APS, pasa porque las enfermeras tengan un papel mucho más determinante, en base tanto a las competencias que tienen como a las necesidades de cuidados". Martínez también afirma que se deben incorporar enfermeras especialistas de enfermería familiar y comunitaria, con competencias específicas y diferenciadas de las de enfermeras comunitarias no especialistas.
Se solicita un Plan de choque de listas de espera en atención primaria, de la misma manera que las consejerías lanzan planes para las listas de espera quirúrgicas
De ser así, se podría potenciar la capacidad resolutiva en la gestión de cuidados e incorporar una atención integral. También daría un impulso a la atención domiciliaria y a las actividades de promoción de la salud. También favorecería la participación ciudadana en la toma de decisiones y promocionar la investigación en salud con la participación activa de las enfermeras, entre otras cuestiones.
Por su parte, Vicente Baixauli ofrece una visión del papel de la farmacia comunitaria dentro del equipo de Atención Primaria. "A nadie se les escapa el hecho de que las farmacias comunitarias compartan los principios generales que guían nuestro sistema de salud tal y como establece la Ley General de Sanidad", esgrime. No obstante, "las farmacias siguen sin contar lo suficiente para el sistema". Por ello, el experto repasa qué funciones podrían desempeñar los farmacéuticos comunitarios dentro de las necesidades de los pacientes. La primera de ellas sería la de la prevención de la enfermedad y promoción de la salud pública mediante campañas sanitarias divulgativas, y la participación en cribados sistemáticos.
Igualmente, con programas de revisión del uso de los medicamentos, seguimiento farmacoterapéutico, o preparación de sistemas personalizados de reacondicionamiento, se podría mejorar la adherencia de los pacientes, además de hacer un seguimiento de los pacientes crónicos y polimedicados. Se destaca también la posibilidad de poder indicar un tratamiento protocolizado y consensuado de síntomas menores, para aliviar la presión asistencial. Esto, además, ya se realiza en otros países. También sería necesaria la incorporación a los programas de atención domiciliaria, concluye el experto.