La mejora de la Atención Primaria continúa siendo una de las grandes reivindicaciones de los expertos y profesionales sanitarios. Una mejora de la calidad sanitaria y asistencial pasaría por un refuerzo de la financiación en AP y una mayor apuesta por los recursos humanos en la misma. Vicente Ortún, investigador principal del Centro de Investigación en Economía y Salud de la Universidad Pompeu Fabra, explica este planteamiento en “El ecosistema de la Atención Primaria”, del SESPAS.
Concretamente, indica qué tendencias de la situación actual deberíamos restituir. “Quienes deciden y crean opinión sobre la atención primaria no la utilizan”, reclama. Abordando la necesidad de una mayor financiación, el experto habla concretamente de una financiación capitativa: “pasar de financiar servicios sanitarios a financiar atención sanitaria” y atender a la necesidad real. Este tipo de financiación promueve una mayor integración asistencial, más necesaria que nunca dado el envejecimiento de la población.
Como ejemplo, Ortún expone que, “si fuera el centro de salud el que tuviera que ser presupuestado, de manera prospectiva con criterios capitativos, se partiría de la población a la que atiende según su composición por edad y género, su morbilidad y su grado de privación”. Este índice se calcularía también con criterios socioeconómicos, como el paro, clase social, educación, condiciones de vivienda, renta, cohesión social, dispersión, violencia...etc. De esta manera se ajustarían los recursos para hacerlos incluso más eficientes.
Se debe pasar de financiar servicios sanitarios a financiar atención sanitaria
Además de estas mejoras en la financiación también se introduce la necesidad de crear equipos más multiprofesionales. Es decir, “es necesario romper la rigidez de las competencias profesionales”, asevera el investigador. Aquí entrarían en juego mayores competencias de la enfermería (también en la asistencia de enfermedades agudas), los propios administrativos de los centros, o una participación más activa de la farmacia comunitaria. Igualmente se introduce la idea de liberar el tiempo de los sanitarios: “hay que revisar por completo los contenidos administrativos de las consultas que ocupan el 30% del tiempo”.
Otra de las claves que se poner sobre la mesa es la de la autonomía organizativa. En este sentido, se recomienda el poder gestionar una agenda propia y tener poder de compra, así como “una longitudinalidad que permita la resolución de un problema por el profesional sanitario más cercano que sea capaz de hacerlo”. Es necesario dotar a los equipos de atención primaria de autonomía en la gestión de los recursos humanos y económicos, y fomentar fórmulas de economía social participadas por los profesionales como modelo de organización preferente, recalca el experto.
Finalmente, insta a “refundar” la atención primaria y la medicina de familia, “con incentivos monetarios, pero también de investigación, docencia y desarrollo profesional, y con la redefinición de modos de trabajo”. Esta necesidad apremia al sistema ya que, en 2028, según estos datos, podrían faltar unos 10.000 médicos de familia. En contraste, tenemos el caso de los pediatras: en 2035 apenas habrá 5,4 millones de niños en edad pediátrica (hoy 6,8). La dotación tecnológica y la coordinación entre los niveles asistenciales también va a ser esencial.
Es necesario romper la rigidez de las competencias profesionales
En este informe se introducen otros enfoques a la hora de abordar la atención primaria. El primero de ellos sería la salud pública. “La salud pública debiera ser fundamental en la elaboración de la estrategia y la asignación de recursos del resto de activos sanitarios”.
Por ello, se hace necesaria una mayor coordinación desde una dimensión global, entre las instituciones responsables de los servicios de SP y los de AP en el contexto de cada Servicio Autonómico de Sanidad; y otra más local, entre las zonas básicas de salud y las unidades equivalentes de los servicios de SP. Así lo explican Andreu Segura, médico salubrista, yJoan Guix, de la Societat de Salut Pública de Catalunya i de Balears.
Otro de los enfoques sería el de la atención sociosanitaria. En este sentido, se reivindica la integración del sistema de atención social y del sistema sanitario, siempre con la atención primaria como eje vertebrador de ambos. De entre las propuestas que se introducen a nivel nacional, se habla de la elaboración de un marco normativo y una cartera de servicios común, de una mejora la conexión entre los dos ámbitos y de la creación de una tarjeta única sociosanitaria. Finalmente, se pone explica el enfoque de la atención comunitaria en atención primaria, dado que forma “parte intrínseca de la Atención Primaria y de su cartera de servicios básico”.