SESP: "Los niños y bebés en las prisiones reciben una asistencia sanitaria dedicada y exhaustiva"

Los infantes entre 0 y 3 años residen en módulos especiales junto a sus madres. El portavoz de la SESP, Dr. Fabio Sternberg, aclara a Consalud.es los pormenores de su atención

Madre con su bebé. (EP)

En España se calcula que existen más de 70 niños entre 0 y 3 años que viven en la cárcel. A esto se suma la experiencia de muchas madres presas que han de sobrellevar el embarazo en un centro penitenciario. Así, de la misma manera que se haría en libertad, todos estos bebés y menores han de recibir una asistencia sanitaria en condiciones de garantía e igualdad. Un extremo que se consigue gracias a la asistencia de los médicos que ejercen en estas instalaciones. El hecho de compartir recinto con sus progenitoras no implica que no dispongan del mismo cuidado y seguimiento por parte de los profesionales sanitarios.

En la actualidad, la sanidad penitenciaria es gestionada por el Ministerio de Interior, por medio de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, y convive de manera paralela a los sistemas de salud autonómicos. Sin embargo, esta realidad no tendría que ser así; la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud promulgó en 2003 que la asistencia sanitaria en las prisiones deberá ser provista por los distintos servicios de salud de cada comunidad autónoma. Hasta la fecha, esto sólo se cumple en Cataluña, Navarra y País Vasco.

“Siempre hay un médico en la prisión o pendiente de todo. Hacemos guardias de 24 horas, así que la asistencia está asegurada”

Al margen de esto, la problemática que encuentra la asistencia sanitaria en las cárceles coincide con la que afecta al país fuera de los muros: faltan profesionales. En este contexto, es materialmente imposible que los pequeños que comparten estancia con sus madres dispongan en el centro de un pediatra, si bien existen médicos que velan por ellos. Para conocer mejor esta radiografía, el portavoz de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (SESP), Dr. Fabio Sternberg, explica a ConSalud.es que en España los niños “desde los 0 a los 3 años conviven con sus madres reclusas y tienen los mismos cuidados que cualquier otro”.

En primera instancia, se dan algunos casos en los que la mujer encarcelada está embarazada y los pequeños nacen en prisión, o como el facultativo aclara, “nacen mientras la madre está en prisión”, ya que es oportunamente “trasladada a un hospital de referencia para llevar a cabo todos los estudios y revisiones pertinentes”, siendo allí -bajo custodia- donde posteriormente dan a luz. En su experiencia ejerciendo como facultativo en el Centro Penitenciario de Aranjuez -hasta el pasado octubre- aclara que “muy pocas veces (2 en 18 años) se ha dado el caso de que no diera tiempo y el nacimiento se produjera en la propia prisión”.

Ante la necesidad de una atención más especializada y cuando “el médico decide que el pequeño ha de ir al hospital”, se procede a un traslado en ambulancia “acompañado por la madre”

En esta cárcel madrileña, relata, se han producido una media de “15 partos al año”. No en vano, se trata de un centro referente para este tipo de presas y para el posterior alojamiento de los menores. “Siempre hay un médico en la prisión o pendiente de todo. Hacemos guardias de 24 horas, así que la asistencia está asegurada”. Ante la necesidad de una atención más especializada y cuando “el médico decide que el pequeño ha de ir al hospital”, se procede a un traslado en ambulancia “acompañado por la madre”. En el caso de la prisión de Aranjuez, por ejemplo, “íbamos al Hospital Infantil Universitario Niño Jesús”, concreta. 

“COMO CUALQUIER BEBÉ”

Cualquier persona, en un momento dado de su vida, puede cometer un error o imprudencia y terminar ‘entre rejas’. Algo que no la convierte en peor que los demás. Sin embargo, también es una realidad que, en muchos casos, la población reclusa proviene de ámbitos de marginalidad, en los cuales su cuidado sanitario no ha sido el más oportuno. Esto podría conllevar que algunas mujeres porten infecciones transmisibles para el bebé, si bien, en la trayectoria profesional del Dr. Sternberg “no se ha dado” ninguna de estas circunstancias. “La transmisión vertical y la madre estás muy controladas durante todo el embarazo”, aclara.

"Hemos observado que los pequeños nacen perfectamente bien. Además, disponíamos de un programa ‘Niño Sano’ que hace un seguimiento de su desarrollo"

Más allá de percibir alguna repercusión negativa para la salud derivada de las circunstancias propias de su madre, remarca, “no hemos visto ninguna diferencia con respecto a los niños de la calle. Hemos observado que los pequeños nacen perfectamente bien. Además, disponíamos de un programa ‘Niño Sano’ que hace un seguimiento de su desarrollo, con una enfermera siempre a cargo del programa y haciendo todos los controles necesarios -peso, talla, vacunas, etc-”. De esta manera, sus patologías coinciden con las “propias cualquier neonato o paciente de su edad”, observa.

En este sentido, el facultativo se muestra confiado en asegurar que “estos niños están más cuidados y mejor vacunados” que la media general; “tienen inmunizaciones que ni siquiera estaban todavía en el programa oficial de vacunas”, se enorgullece el facultativo, destacando también que, “además de la escuela infantil del recinto, a partir del año o año y medio salen todos los días a las guarderías de Aranjuez para que interactúen con los demás peques”. Asimismo, en el apartado alimenticio se les brinda “menús adaptados e individualizados” para cada uno de ellos.

“Somos conscientes de que estos niños no son presos ni tienen la culpa de nada, y viven en un módulo acogedor y sin rejas. Les tenemos a nuestro cargo y les brindamos un cuidado exhaustivo y dedicado”

De esta manera, los pequeños que han de compartir estancia con sus madres en un centro penitenciario disponen de la atención cercana de médicos y enfermeras, siempre en guardia para trasladarles a un especialista hospitalario de ser necesario. Igualmente, reciben el apoyo "muy valioso” de ONG,s como la Asociación AMPARA y disfrutan de la libre convivencia con sus amigos de infancia. “Somos conscientes de que estos niños no son presos ni tienen la culpa de nada, y viven en un módulo acogedor y sin rejas. Les tenemos a nuestro cargo y les brindamos un cuidado exhaustivo y dedicado”, concluye el portavoz de SESP.

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