Ser médico investigador, una carrera de obstáculos: la precariedad de una figura clave en Oncología

En una entrevista en ConSalud.es, el Dr. Fernández de Sanmamed destaca que “los médicos que investigan ayudan a que la medicina avance más rápido” y propone una estrategia en tres niveles para revertir la falta de tiempo protegido para la investigación

Dr. Fernández de Sanmamed, responsable de tumores torácicos en el Centro de Cáncer de la Clínica Universidad de Navarra, investigador principal en el CIMA y miembro de la junta directiva de la Asocia(Montaje Consalud)
Dr. Fernández de Sanmamed, responsable de tumores torácicos en el Centro de Cáncer de la Clínica Universidad de Navarra, investigador principal en el CIMA y miembro de la junta directiva de la Asocia(Montaje Consalud)
Diego Domingo
29 marzo 2025 | 11:00 h
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La figura del médico investigador ha cobrado una relevancia creciente en los últimos años, especialmente en el ámbito de la oncología. A pesar de ello, la integración efectiva de estos profesionales en el Sistema Nacional de Salud sigue siendo un reto. “Esta es una figura que, de una forma no reglada y reconocida, ha existido desde hace tiempo”, señala a ConSalud.es, el Dr. Fernández de Sanmamed, responsable de tumores torácicos en el Centro de Cáncer de la Clínica Universidad de Navarra, investigador principal en el CIMA y miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer (ASEICA). Lamenta que a pesar de que en la última década ha aumentado la conciencia sobre su importancia, aún falta una estructura sólida que garantice su consolidación profesional.  

La presencia de médicos que combinan asistencia e investigación no es nueva. Sin embargo, su reconocimiento formal dentro del Sistema Nacional de Salud ha sido históricamente limitado. Uno de los primeros avances en este sentido ha sido la nueva Ley de Ciencia, que comienza a definir el rol del facultativo investigador. No obstante, el marco legal sigue siendo difuso. “Es un marco donde no se llegan a concretar de forma explícita muchas cosas, y estas tienen que irse aterrizando en cada región española”, explica el especialista.  

La Asociación Española de Investigación sobre el Cáncer ha asumido un rol crucial en la visibilización y defensa de este colectivo. A diferencia de los médicos asistenciales, que cuentan con colegios profesionales bien estructurados, los médicos investigadores se encuentran en un terreno intermedio entre la comunidad científica y la médica. “Este colectivo no tiene un grupo detrás que lo defienda o que haga ese lobismo necesario”, advierte el Dr. Fernández de Sanmamed.  

“Si tienes que sacar el tiempo de tus vacaciones o de tus horas de dormir, lo que vas a hacer es precario”

Dr. Miguel Fernández de Sanmamed Fuente ASEICA

ASEICA busca precisamente llenar ese vacío, promoviendo la creación de una categoría profesional específica que ofrezca estabilidad y posibilidades de desarrollo. El experto apunta que esta medida permitiría dinamizar el sistema sanitario mediante una mejor conexión entre la investigación y la asistencia. “Son como los pivotes del sistema, los centrocampistas, que pueden catalizar la innovación y la transferencia de conocimiento en sanidad”, explica.  

Uno de los principales problemas que enfrentan los médicos investigadores es la falta de tiempo protegido para dedicarse a la ciencia. En la mayoría de los casos, deben extraer horas de su descanso o vacaciones para poder avanzar en sus proyectos. “Si tienes que sacar el tiempo de tus vacaciones o de tus horas de dormir, lo que vas a hacer es precario”, advierte el doctor.  

Esta limitación afecta la continuidad y calidad de la investigación, especialmente en oncología, donde los proyectos requieren plazos largos para obtener resultados sólidos. “Para hacer ciencia, necesitas un tiempo mínimo. Si no lo tienes, lo único que puedes hacer es participar en proyectos, pero no liderarlos ni generar conocimiento de forma sostenible”, añade.  

“Es una financiación más escasa y de menor duración. Continuamente tienes que estar pidiendo nuevas becas o proyectos”

La financiaciónpública para la investigación en España es otro de los grandes desafíos. Aunque existen convocatorias competitivas, su duración suele ser corta y su cuantía limitada en comparación con otros países. “Es una financiación más escasa y de menor duración. Continuamente tienes que estar pidiendo nuevas becas o proyectos, lo que reduce el tiempo disponible para investigar realmente”, explica el especialista.  

Además, la burocracia en los hospitales dificulta la gestión de estos fondos, lo que añade una capa extra de complicación para los médicos que buscan equilibrar su labor asistencial con la investigación. “Las unidades de gestión en los hospitales podrían mejorar mucho a la hora de facilitar la solicitud de financiación”, subraya.  

¿ES ESPAÑA UN CASO AISLADO?  

Lejos de ser un problema exclusivamente español, la falta de reconocimiento y apoyo institucional al médico investigador es una realidad en toda Europa. En un reciente proyecto de la Sociedad Europea de Oncología, el Dr. Fernández de Sanmamed pudo constatar que colegas de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido enfrentan dificultades similares. “Aunque en otros países hay más financiación, la carga asistencial sigue siendo prioritaria, y los médicos investigadores tienen los mismos problemas de tiempo”, señala. 

Un punto crítico identificado a nivel europeo es el llamado “valle de la muerte”, el momento en que un médico que ha completado su formación debe establecerse en su país de origen o en un hospital con su grupo de investigación. En esta fase, la falta de soporte institucional y de paquetes de inicio hace que muchos profesionales abandonen la investigación o emigren a sistemas que ofrecen mejores condiciones.  

Para revertir esta situación, el Dr. Fernández de Sanmamed propone una estrategia en tres niveles. En primer lugar, se necesita un cambio cultural a nivel de la sociedad: “Los médicos que investigan ayudan a que la medicina avance más rápido. Si no protegemos esta figura, el sistema se estancará”, enfatiza. En segundo lugar, es necesario compromiso político e incentivos para que las instituciones sanitarias promuevan programas de formación y estabilización para estos profesionales. “Son necesarias políticas que premien a las instituciones que favorecen a los médicos científicos, para que éstas protejan y apoyen a esta figura”, indica. Y por último, en cuanto a estructuras institucionales señala la necesidad de crear plazas específicas con tiempo protegido y financiación estable para la investigación en hospitales. “Esto no requiere grandes volúmenes de personas, sino un grupo pequeño pero bien cualificado y entrenado, que como la levadura haga crecer la masa”, compara. 

Sin implantar estas soluciones, el panorama actual no se presenta alentador. “Las nuevas generaciones de médicos tienen menor tolerancia a las condiciones precarias, y sin incentivos claros, cada vez menos profesionales optarán por combinar asistencia e investigación”, concluye el Dr. Fernández de Sanmamed.  

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