Medicina Intensiva es una de las especialidades más importantes, exigentes y desgastadoras para los profesionales de todo el Sistema Nacional de Salud, ya que se ocupa de los pacientes que están en serio riesgo de perder la vida. Por ende, el trabajo de las enfermeras y enfermeros en las unidades de cuidados intensivos de los hospitales, como el de los médicos, requiere también de una dedicación extrema: El trabajo conjunto de ambos colectivos es, en definitiva, salvar vidas que están muy próximas a perderse.
Sin embargo, a diferencia de los médicos, las enfermeras y enfermeros españoles no disponen de una especialidad como tal que esté enfocada en atender a este tipo de pacientes, sino que proceden de otros ámbitos de la profesión más generales. Mientras tanto, señala a ConSalud.es el presidente de la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias (SEEIUC), Miguel Ángel Giménez Lajara, las tecnologías que se manejan en las mencionadas UCI de los hospitales avanzan continuamente.
"Hemos de cuidar a las personas a través de técnicas que requieren de aparatos muy complejos”
“En los años noventa, cuando yo entré, los cuidados básicos que se daban a un enfermo de UCI estaban relacionados con problemas respiratorios, como una ventilación mecánica invasiva, pero no había mucho más. Esto ha ido creciendo, y el paciente al que ahora atendemos es más complejo porque las tecnologías también lo son: Hemos de cuidar a las personas a través de técnicas que requieren de aparatos muy complejos”, explica.
“Antes teníamos cuidados horarios: Cada hora mirabas la tensión, la frecuencia cardiaca, el ritmo, la saturación, la temperatura… A todo eso, más los cuidados que hacemos a los pacientes, hay que añadir también ahora el hecho de que tenemos que estar constantemente atentos a los aparatos para, por ejemplo, vigilar el nivel de coagulación en sangre”, añade.
Por todo ello, reclama Giménez Lajara, los enfermeros que trabajan en la UCI “necesitan” una formación muy específica de este tipo de paciente. “Un enfermero, durante la carrera, no se ve con este tipo de paciente tan complejo”, denuncia el presidente de SEEIUC.
“Cuando los pones aquí, se quedan asombrados por la alta tecnificación y complejidad que tienen los cuidados”
Y es que, efectivamente, al no existir la especialidad EIR de Enfermería de Cuidados Intensivos, muchos de los enfermeros que entran a trabajar en las UCI lo hacen directamente desde la universidad, donde la formación es eminentemente teórica: “Cuando llegan aquí, se quedan asombrados por la alta tecnificación y complejidad que tienen los cuidados”.
Para tratar de sacar la especialidad adelante, un comité de expertos de la Sociedad Española de Enfermería Intensiva y Unidades Coronarias está elaborando un documento en base al Real Decreto de julio del año pasado sobre la creación de áreas de capacitación específica, que enviarán al Ministerio de Sanidad en cuanto lo tengan listo. Si consiguen que siete comunidades autónomas lo acepten, señala su presidente, es muy posible que su exigencia tenga visos de cumplirse en el futuro.
ESPECIALIDAD DE MEDICINA QUIRÚRGICA
Como comenta Miguel Ángel Giménez Lajara, a pesar de que no fue hasta hace relativamente poco que comenzaron con la tramitación de la solicitud de la especialidad, se trata de una reivindicación que viene de lejos y que podría haberse resuelto mucho antes. En concreto, y volviendo a citar otro Real Decreto, desde el año 2005.
“Se aprobaron diferentes especialidades, y entre ellas la Médico Quirúrgica, que estaba enfocada a los pacientes críticos. Dentro de nuestra Sociedad, creemos que los pacientes críticos tienen que ser una especialidad per sé, alejada incluso de la de Urgencias y Emergencias, porque, aunque tengamos cosas parecidas, no es lo mismo trabajar en la UCI que en el ámbito extrahospitalario”, reclama.
Además de esta reivindicación, Giménez Lara también solicita ajustar las plantillas de las unidades de críticos en base a la demanda, así como que ese alto grado de especialización esté reconocido en forma de retribución económica. “La formación para la adquisición de las competencias de las futuras enfermeras especialistas en los cuidados críticos debe estar reconocida tanto en tiempo de dedicación como en retribución”, concluye.