Cuando una médica se queda embarazada, y al igual que mujeres de otras profesiones, dispone de una serie de derechos laborales relativos a los riegos en el ejercicio de su profesión, la adaptación de su puesto de trabajo o el período de lactancia. Sin embargo, estas condiciones no siempre son respetadas, porque la Administración pone en práctica los mecanismos legales existentes de protección en las médicos embarazadas.
Como explica a Consalud.es Iván Aguilar, vocal de las Agencias Públicas Sanitarias del Sindicato Médico Andaluz, cuando una profesional está embarazada, la empresa ha de realizar una evaluación individual sobre los riesgos que corre y, en su caso, declarar una situación de "apta, no apta o apta con restricciones". El último caso, más común, conlleva, y en función de diversas normativas europeas y estatales, no realizar guardias de 24 horas ni horarios nocturnos por parte de las embarazadas (si así lo solicitan), porque pueden sufrir alteraciones en su gestación.
Por otra parte, en función del riesgo biológico que puede sufrir la profesional al entrar en contacto con pacientes con enfermedades contagiosas, el centro también ha de realizar una adaptación de su trabajo, especialmente en servicios con más riesgo como los quirúrgicos, Urgencias o la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Esto, según el informe de la Inspección de Trabajo, no ocurre en el Hospital de Poniente, donde las trabajadoras embarazadas realizaban guardias de 17 o 24 horas en servicios con "alto riesgo biológico" y sin un sistema de adaptación de riesgos ni descansos adecuados. "Las normativas indican que, si no te pueden adaptar tu puesto de trabajo, estas embarazadas deben de dejar de trabajar para así evitar los riesgos para la propia embarazada y su futuro hijo, pero manteniendo el 100% del sueldo", indica Aguilar.
El Sindicato de Médicos de Asistencia Pública (Simap) también ha reivindicado reiteradamente la situación de las profesionales embarazadas, algunas de las cuales siguen realizando guardias médicas "para paliar en lo posible la repercusión de la maternidad sobre sus compañeros", además de que, en algunas ocasiones, la retribución también se ve mermada.
INFORME GENÉRICO
El problema de todo ello, como señala el portavoz del Sindicato Médico Andaluz, es que, más allá de las inspecciones de trabajo, no hay mecanismos para velar por los derechos laborales de las embarazadas. "Si trabajas en un servicio con riesgos, llegas a casa, y comienzas a sangrar, ¿cómo demuestras que es un problema relacionado con el trabajo? Y en caso de demostrarlo, ¿de quién es el problema, de la profesional por seguir trabajando o del centro por no realizar la evaluación adecuada? Es todo muy ambiguo", añade.
LACTANCIA
Junto a los problemas durante el embarazo, las médicas también se topan con dificultades durante el período de lactancia, como señalan diversas sentencias judiciales. Así, durante ese período, la mujer también tiene riesgos de contraer enfermedades en el contacto con los pacientes, y transmitirlas posteriormente a su hijo.
Como explica Aguilar, "el sistema te permite dedicar una hora al día a la lactancia del bebé, o acumular esas horas y disfruralas de seguido. En el segundo caso no hay problema, pero en el primero se siguen corriendo claramente riesgos laborales porque sigues en tu puesto de trabajo".
El especialista asevera que, todos estos problemas, aunque también afecten al tema económico, "suponen sobre todo un problema de seguridad, tanto de la mujer como de su bebé, y debería controlarse mejor el cumplimiento de los derechos laborales".
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"Si la empresa no te puede adaptar tu puesto de trabajo debería mandarte a casa, manteniendo el 100% del salario"
Buen ejemplo de ello es el caso del Hospital de Poniente (que engloba a varios centros de Almería y Granada), una empresa pública, dependiente del Servicio Andaluz de Salud (SAS), en el que las condiciones en las que trabajan las facultativas embarazadas han sido calificadas de "penosas" por un informe de la Inspección de Trabajo.Como explica a Consalud.es Iván Aguilar, vocal de las Agencias Públicas Sanitarias del Sindicato Médico Andaluz, cuando una profesional está embarazada, la empresa ha de realizar una evaluación individual sobre los riesgos que corre y, en su caso, declarar una situación de "apta, no apta o apta con restricciones". El último caso, más común, conlleva, y en función de diversas normativas europeas y estatales, no realizar guardias de 24 horas ni horarios nocturnos por parte de las embarazadas (si así lo solicitan), porque pueden sufrir alteraciones en su gestación.
Por otra parte, en función del riesgo biológico que puede sufrir la profesional al entrar en contacto con pacientes con enfermedades contagiosas, el centro también ha de realizar una adaptación de su trabajo, especialmente en servicios con más riesgo como los quirúrgicos, Urgencias o la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Esto, según el informe de la Inspección de Trabajo, no ocurre en el Hospital de Poniente, donde las trabajadoras embarazadas realizaban guardias de 17 o 24 horas en servicios con "alto riesgo biológico" y sin un sistema de adaptación de riesgos ni descansos adecuados. "Las normativas indican que, si no te pueden adaptar tu puesto de trabajo, estas embarazadas deben de dejar de trabajar para así evitar los riesgos para la propia embarazada y su futuro hijo, pero manteniendo el 100% del sueldo", indica Aguilar.
El Sindicato de Médicos de Asistencia Pública (Simap) también ha reivindicado reiteradamente la situación de las profesionales embarazadas, algunas de las cuales siguen realizando guardias médicas "para paliar en lo posible la repercusión de la maternidad sobre sus compañeros", además de que, en algunas ocasiones, la retribución también se ve mermada.
INFORME GENÉRICO
En el Hospital de Poniente, un informe de la Inspección de Trabajo calificaba de "penosas" las condiciones laborales de las facultativas embarazadas
En el caso andaluz, además, se da la particularidad de que el informe con el que se evaluaba a las gestantes es genérico, "sin distinguir el servicio en el que trabaja la médica ni los diferentes riesgos a los que se enfrenta cada una". Por ello, en ningún caso se concedía la suspensión del trabajo por riesgos durante el embarazo.El problema de todo ello, como señala el portavoz del Sindicato Médico Andaluz, es que, más allá de las inspecciones de trabajo, no hay mecanismos para velar por los derechos laborales de las embarazadas. "Si trabajas en un servicio con riesgos, llegas a casa, y comienzas a sangrar, ¿cómo demuestras que es un problema relacionado con el trabajo? Y en caso de demostrarlo, ¿de quién es el problema, de la profesional por seguir trabajando o del centro por no realizar la evaluación adecuada? Es todo muy ambiguo", añade.
LACTANCIA
Junto a los problemas durante el embarazo, las médicas también se topan con dificultades durante el período de lactancia, como señalan diversas sentencias judiciales. Así, durante ese período, la mujer también tiene riesgos de contraer enfermedades en el contacto con los pacientes, y transmitirlas posteriormente a su hijo.
Como explica Aguilar, "el sistema te permite dedicar una hora al día a la lactancia del bebé, o acumular esas horas y disfruralas de seguido. En el segundo caso no hay problema, pero en el primero se siguen corriendo claramente riesgos laborales porque sigues en tu puesto de trabajo".
El especialista asevera que, todos estos problemas, aunque también afecten al tema económico, "suponen sobre todo un problema de seguridad, tanto de la mujer como de su bebé, y debería controlarse mejor el cumplimiento de los derechos laborales".
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