Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo, se estima que cada año fallecen alrededor de 17,9 millones de personas según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Aunque en algunos casos existen ciertas manifestaciones físicas que pueden ser indicio de un problema cardiovascular, como dolor en los brazos o el pecho, mareos o entumecimiento de ciertas partesdel cuerpo, en ocasiones no se producen síntomas lo que aumenta el riesgo de sufrir infartos o accidentes cerebrovasculares de manera repentina”, explica Ignacio Lozano, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Sanitas Virgen del Mar.
Los expertos de Sanitas señalan la necesidad de complementar los chequeos médicos rutinarios con la prevención individual. Con motivo del Día Mundial del Corazón, que tendrá lugar el próximo jueves 29, desde Sanitas realizan una serie de recomendaciones para prevenir enfermedades cardiovasculares:
- Buena alimentación: “La dieta mediterránea es idónea para preservar la salud cardiovascular pues garantiza la ingesta variada y equilibrada de productos frescos y nutrientes”, señala Patricia Escribano, nutricionista de BluaU de Sanitas.
- Eliminar el tabaco: Las sustancias tóxicas del tabaco provocan la obstrucción de las arterias, dificultando el transporte de la sangre, aumentan su viscosidad, favoreciendo la trombosis y la producción de grasa central.
- Evitar el estrés: El estrés o la ansiedad están directamente relacionadas con el riesgo cardiovascular, sobre todo en aquellas personas que los padecen de manera crónica.
- Actividad física regular: El ejercicio físico fortalece el corazón al hacerlo latir más fuerte, se libera más oxígeno en los músculos y aumenta la eficiencia del corazón, necesitando un menor número de latidos en reposo.
- Seguimiento médico: Factores como el envejecimiento, la predisposición genética o los cambios hormonales como la menopausia pueden desencadenar patologías cardiovasculares. Es importante someterse a seguimiento médico con el objetivo de controlar los niveles de lípidos en sangre, especialmente del colesterol LDL y los triglicéridos, que deben mantenerse bajos; la hipertensión arterial o la glucosa para obtener un buen diagnóstico y, si fuese necesario, proporcionar el tratamiento adecuado.