El cansancio y la fatiga en los profesionales sanitarios impacta en la calidad de vida del trabajador, tiene riesgos potencialmente letales y afecta a su desarrollo clínico y a la seguridad del paciente. Así se desprende de un estudio realizado por la Dra. Nancy Redfern, de Hospitals NHS Foundation Trust (Reino Unido), presentado en el Congreso Euroanesthesia. Es por estos riesgos que "la atención médica debe tener sistemas formales de gestión de riesgo como los que exige la ley en cualquier otra industria crítica para la seguridad", apunta la anestesista.
Asimismo, también señala la importancia de que todos los médicos y enfermeras duerman siestas de al menos 20 minutos durante los turnos de noche con el objetivo de mantener la seguridad en la asistencia al paciente, así como hacer que los viajes de vuelta a casa (sobre todo en vehículo propio) sean más seguros. Otra de las recomendaciones es que ningún sanitario haga más de tres turnos de noche consecutivos, en caso de trabajar por turnos (al ser un estudio europeo, no se tienen en cuenta las guardias de 24 horas que se realizan en España).
El estudio, publicado en la revista Anesthesia, analiza los resultados de varias encuestas realizadas a la Asociación de Anestesistas del Reino Unido, el Royal College of Anesthetists y la Facultad de Medicina de Cuidados Intensivos de Londres. De estas encuestas se desprende que alrededor de la mitad de los médicos y enfermeras en formación habían experimentado un accidente de tráfico o casi accidente, al conducir después de un turno de noche.
Los sanitarios que conducen a casa después de un turno de 12 horas tienen el doble de probabilidades de tener un accidente de tráfico que los que trabajan en turnos de ocho horas
Asimismo, la investigación ha demostrado que conducir durante la noche o muy temprano en la mañana, después de estar despierto durante 20 horas o más, es tan peligroso como conducir con niveles de alcohol en sangre por encima del límite legal. Este estudio revela que los sanitarios que conducen a casa después de un turno de 12 horas tienen el doble de probabilidades de tener un accidente de tráfico que los que trabajan en turnos de ocho horas. De nuevo, no se analiza el impacto de las guardias de 24 horas, aunque resulta evidente que este riesgo será igual o mayor.
De este modo, después de entre 16 y 18 horas sin dormir, la función cognitiva se deteriora, lo cual impacta tanto en la conducción, como en la práctica médica. "Cuando llega el cansancio, los miembros del equipo médico y de enfermería somos menos empáticos con los pacientes y compañeros, los niveles de alerta bajan y el razonamiento lógico se ve afectado, lo cual puede dificultar, por ejemplo, el cálculo de las dosis correctas de medicación que necesita un paciente", apunta la Dra. Redfern.
"Nos resulta complicado retener nueva información, lo que se traduce en una dificultad para gestionar situaciones de emergencia que cambian rápidamente. Nuestro estado de ánimo empeora, por lo que nuestro trabajo en equipo se resiente", añade la experta. En este líneo, las siestas cortas, aunque sean de apenas 20 minutos, pueden ser beneficiosas para los profesionales.
"Esperemos que las autoridades reconozcan que los trabajadores de la salud tienen la misma fisiología que los de cualquier otro sector y requieren una gestión formal del riesgo que conlleva la fatiga para su seguridad y la de sus pacientes. Necesitamos cambiar la forma en que gestionamos los turnos de noche para mitigar los efectos de la fatiga. Esos turnos de trabajo deben garantizar que todos tengan una siesta reparadora y que nos apoyemos mutuamente para permanecer seguros y vigilantes cuando trabajamos durante la noche. Los horarios del personal deben establecer tiempo suficiente entre turnos para un descanso adecuado y nadie debe empalmar más de tres turnos de noche seguidos".