Se encargan de cuidar, cada año, a las miles y miles de personas que inundan las playas españolas durante los meses de julio y agosto. Los podemos ver, sobre todo, vigilando a los bañistas desde lo alto de esas torres que sirven también para colocar la bandera que marca, dependiendo de su color, el estado en el que se encuentra el oleaje en cada momento. Pero son muchos más, y sus tareas no se limitan solo a esto: hablamos de los socorristas y enfermeros que despliegan su actividad en las playas, y cuya labor es tan crucial como poco conocida por la mayoría de la gente… al menos, hasta que requieren de su asistencia.
José Miguel Jiménez es el coordinador de la zona de Alicante, y en el momento de la publicación de esta entrevista debe estar trabajando en algunas de las playas que van desde la de los Perros, en Santa Pola, hasta la de San Juan, en el límite con el Campello. Son todas las que tiene su compañía, Ebone Servicios, en la provincia del litoral mediterráneo, y que incluyen también otras tan conocidas como la de los Arenales del Sol o la del Postiguet.
“Tenemos multitud de asistencias diarias en todas las playas, pero de cosas leves, como picaduras o cortes"
Esta última, la más conocida y grande de la ciudad de Alicante junto con la de San Juan, es la que pone José Miguel como ejemplo para explicar la composición de su multidisciplinar equipo. Primero está él, el coordinador de todas las playas de la provincia, quien se encarga también de atender diariamente las emergencias que entran por el 112 y de mantener la comunicación directa con la policía local de Alicante. Y es que, recuerda, por mucho que ellos puedan notificar a un bañista que está prohibido meterse en el agua por la presencia de una bandera roja, la policía es la única con potestad real para prohibir el baño a la gente.
Así, bajo la supervisión del coordinador, cada playa tiene un responsable de botiquín y un enfermero, que no suelen salir de su puesto de control; un patrón de moto acuática de rescate, con camilla incluida y “siempre preparado para salir en caso de emergencia”; y, “ya dependiendo del tamaño de la playa”, un equipo de socorristas (en el caso de la del Postiguet, son seis), que se encargan de recoger las playas por turnos. En el caso de los responsables de botiquín, apunta, estos son los encargados de, por ejemplo, determinar si en algún momento requieren de cualquier tipo de asistencia sanitaria externa o por parte de la policía local.
“Me lo comunican primero a mí, y yo tengo la tarea de proporcionar esta ayuda”, señala José Miguel Jiménez, recalcando que dependiendo del día pueden llegar a solicitar cinco o seis recursos sanitarios de fuera; esto es, una ambulancia para traslado al hospital. “Lo más frecuente es que la pidan porque no tienen en ese momento vehículo propio para acudir al hospital o porque debido al daño que se han hecho no están en condiciones de conducir o de irse andando o en autobús. Eso ya lo valora la enfermera. Suelen ser, casi siempre, luxaciones”.
"Tenemos acceso cada mañana a un plan mediante el cual consultamos el viento y la mar que va a hacer ese día"
Si la situación es muy grave, llaman al 112, aunque esto sí que es poco común. “Tenemos multitud de asistencias diarias en todas las playas, pero de cosas leves: picaduras de pez araña, de medusas, de insectos, pequeños cortes que se hace la gente sobre todo por ir descalzos en los accesos a las playas… incluso procesos alérgicos debido a las algas o erosiones sobre la piel fina de las personas mayores producidas por algunos tipos de peces. La enfermera se encarga de limpiarlo y desinfectarlo en la zona del botiquín y poco más”, explica José Miguel.
“Luego, si la playa tiene zona de voleibol, sí que a veces vemos lesiones más graves de hombro, rodilla, esguinces… El otro día, por ejemplo, había mucho viento, y una sombrilla salió disparada y le dio un golpe en la cabeza a una señora. La tuvimos que trasladar al hospital para que le diesen puntos de sutura”, añade. ¿Y para lo del color de las banderas?: “Nosotros tenemos acceso cada mañana a un plan mediante el cual consultamos el viento y la mar que va a hacer ese día. Sobre eso, los responsables de botiquín hacen una valoración y ponen la bandera, notificando de ello al ayuntamiento, que nos suele dejar decidir por ser los que estamos a pie de playa. Claro que durante el día la situación puede ser muy cambiante, así que poniéndonos de acuerdo con la policía local vamos decidiendo los cambios que se hacen”.
UN TRABAJO PARA EL QUE NO SIRVE CUALQUIER PERSONA
La temporada alta de salvamento en las playas españolas va del 1 de junio al 15 de septiembre, “con jornadas ininterrumpidas de diez a veinte horas”, aunque servicios como el de José Miguel también cubren, si bien con menos efectivos, otras épocas del año, como la Semana Santa. Y, desde luego, no todo el mundo sirve para este trabajo, que poco o nada tiene que ver con el de los socorristas de las piscinas, quienes por general se encuentran ante situaciones “más medidas” y “menos graves”: “A pie de playa, en cambio, hay olas, y la mayoría de las cosas que pasan son sobrevenidas”.
"Todos los años hacemos una prueba de reciclaje sanitario: hay cosas que se alargan en el tiempo, pero otras muchas que van cambiando"
De ahí que también su proceso de selección sea mucho más exigente. Los socorristas deben contar con un apartado especial que les acredite para trabajar en espacios naturales, y, además de eso, en Ebone Servicios convocan unas “pruebas de acceso combinadas” alrededor del mes de abril. “Es bastante sencilla, pero nos sirve para elegir el perfil concreto que queremos: que estén bien formadostanto a nivel sanitario como físico”, indica el coordinador de la zona de Alicante sobre unas pruebas en las que participan todos a la vez: responsables de botiquín, enfermeros, socorristas y patrones de motos de agua.
“También hacemos otra prueba todos los años para realizar un reciclaje sanitario. Hay cosas que se alargan en el tiempo, pero otras muchas que van cambiando y a las que hay que adaptarse, como nos ocurrió con el Covid. No dejamos de practicar este tipo de cosas a lo largo del verano, el trabajo de este servicio requiere de una formación continua”, sentencia.